jueves, 27 de mayo de 2010

Roald Dahl

Por esas cosillas del leer algo en un idioma extranjero, llegaron a mi este año varias versiones reducidas -adecuadas al nivel del estudio del idioma en el que uno se encuentra- de varias obras de Shakespeare. Con ellas pude descubrir quién era Miranda, aquella mujer que contemplaba absorta la tempestad en el cuadro del mismo título; quién era el Rey Lear... y tantos otros conocidos desconocidos en los que habrá que profundizar algún día.

Yendo un poco más allá me encontré con un libro de verdad, quiero decir escrito como tal y no una versión reducida de algo más grande. Ese libro se titula "Ten Short Stories" y es un compendio de, llamémosles cuentos, de un autor inglés, Roald Dahl, que yo pensaba desconocido y que en realidad no lo es tanto. Fue el creador de Matilda y del conocidísimo, gracias a Tim Burton, Charlie y la Fábrica de Chocolate. ¿A que ya suena un poco más?

La cuestión es que no me da por escribir cosas sobre autores de relatos breves para niños a no ser que me hayan impactado demasiado, como es este caso, y creo que me veo obligada a recomendar su lectura, eso sí, si se tiene un toque de humor ácido en la sangre, porque si no, no creo que se le pillen las gracias demasiado.

Cuanto más lo pienso, menos creo que estas diez historias sean para niños porque en ellas se presenta lo más oscuro del alma humana llevando la vida cotidiana a situaciones en extremos ridículos que acaban, digamos, dando lo suyo al elemento en cuestión.

En ocasiones surrealista, siempre cómico, se pueden llegar a identificar con la vida de quien lo lee, pues de una situación cotidiana cualquiera, un pequeño detalle, un comportamiento habitual, saca a relucir lo más extraño de cada uno.

No creo que se me olviden nunca ni Mr. Botibol y sus conciertos imaginarios, ni el final de The Way up to Heaven, donde la sufridora eterna acepta el desenlace de la historia con la más absoluta naturalidad.

Me he reído bastante, aunque quizás mi sentido del humor es un tanto extraño y esperpéntico. A este hombre hay que leerlo para comprenderlo, yo simplemente dejo aquí unas palabras que puedan incitar a su lectura ;-)

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1 Comments:

Blogger Bárbara said...

Ja! y tambien escribió James y el melocotón gigante!!!
A mi me gustaba mucho cuando era pequeña porque no era nada pasteloso.
Supongo que de aquellos barros estos lodos, o al revés.

27 de mayo de 2010, 19:31  

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