lunes, 16 de octubre de 2006

¿Quién se ha llevado mi PIB?

Y según esta noticia, estamos que nos salimos. Toda la vida pensando que por ser asturiana, con estudios superiores y apática -que no hepática- no tendría un curro ni el efectivo económico suficiente como para alcanzar la independencia o al menos poder vivir en casa de los padre sin tener que decir eso de “mama necesito comprar bragues que les que tengo ya no hay por donde remendales” o “papa, déjame pa tomar un café” y ahora me encuentro conque alguien se está llevando la pasta que me corresponde. Según esto, los españoles somos la hostia en verso y el producto interior bruto que manejamos está muy próximo al europeo. Una de dos, o mi visión de Europa es muy positiva o alguien intenta estafarnos, aunque claro, estas noticias sobre tantos por cientos, encuestas e índices varios.. son como las meigas, haberlas haylas y a ver a quién le hicieron una, que a mi nunca. ¿Qué vamos a producir si la mayoría no trabajamos? O es que cuentan de menos o es que hinchan las cifras, porque no me lo explico.
Todo esto llega hoy, día de la pobreza en el mundo mundial. Debo ser muy escéptica por la educación que me tocó, porque todo este rollo de ¡¡¡vamos a manifestarnos para erradicar la pobreza!!! me parece una absoluta pérdida de tiempo y un obrar totalmente hipócrita. ¿Quieres solucionar la pobreza? Pues empieza por la que tienes más cerca que con sólo abrir los ojos, se ve. Cuando tenía pocos años e iba al colegio -católico- en mi casa nunca faltó qué comer pese al desempleo de mi padre. Cuando llegaba el “día del domund” o “la operación kilo” aquellas hermanitas de la -su- caridad ejercían lo que se podría denominar presión sicológica sobre mi, por no pagar las 100 o 200 pesetas si no más por la mierda de bocadillo que te daban ellas para recaudar para África. Yo me comía mi bocadillo llevado de casa mientras que me dejaban a un lado de toda la parafernalia que se montaban. Gustaríame saber cuántas de aquellas “limosnas” y kilos de comida llegaban realmente a África y lo que más me gustaría saber es por qué aparecían por ahí cajas de alimentos con símbolos de cruz roja donde no debería de haberlos. Son cosas que pasan y que te hacen poco creyente en la solidaridad del mundo y en la subsanación de los grandes males. Prefiero no opinar más al respecto de todas estas pantomimas teatrales. Cada uno intenta solucionar los problemas del mundo a su manera. Unos desde más cerca, otros desde más lejos.

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