miércoles, 10 de enero de 2007

Motivos personales

¿Cuales son los objetivos que gobiernan nuestras vidas? Antes de los 10 años son el poder dedicarte a jugar, a partir de los 14 buscar esa mirada furtiva, hasta los 25 las llegadas del fin de semana e ir de farra. ¿Pero después? Últimamente parece que mi vida no tiene ninguna meta o al menos no consigo discernirla de entre la niebla que la rodea.
Pienso... El individuo busca siempre la aprobación del grupo. De niño la escasa personalidad te hace voluble y moldeable, haciendo de la personalidad del grupo la tuya. De adolescente la situación se agrava: o eres un muñeco vacío o eres quien llena los muñecos vacíos. ¿Y luego? Si tienes la suficiente personalidad como para tener "personalidad" eres un elemento excluyente. Estás tú, gente que puede compartir tus tendencias o aficiones, gente que simplemente te soporta, y todo lo demás. Si tus pensamientos son generales, eres aceptado, si no, estas jodido.
Pienso... Tengo tantas cosas en la cabeza que no puedo centrarme en nada y nada me calma la tempestad mental. Es increíble: los 25 marcan un antes y un después. Antes los problemas eran mínimos, eran otros. Después, los problemas son mayores, mínimos y más acuciantes. Demasiadas situaciones, demasiadas preocupaciones.
Creía de mi misma ser una persona tranquila, pero los nervios que nunca tuve ahora me asolan y derrumban. Tics, mudanza serpentina, mechones en el suelo... ¿Cual es mi meta ahora? ¿Qué objetivo tengo? ¿Cómo puedo hacer que esto pare? Debería de ponerme con esa macroinvestigación ya, pero hay situaciones distractorias. Muchas. Preocupaciones, reales o imaginarias. Demasiadas. Y sentimiento de culpa por mil y un situaciones que podría solucionar pero no lo hago.
Ahora comprendo la excusa puesta mil y una veces para faltar al instituto en vías de un remoloneo baldío: motivos personales. Me siento Penélope esperando a Ulises. Hasta tal punto que la idea de confeccionar un telar ronda últimamente mi cabeza y acabará siendo llevada a la praxis. Un objetivo, tenue pero fuerte que me recuperará de las aguas muertas de la Estigia para subir a la Balsa de la Medusa.

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