Armas de distracción Masiva

Hace unos días, me encontraba volviendo de mi correteo semi diario cuando fui testigo de un suceso realmente curioso.

En los alrededores de la calle Pumarín hay una zapatería cuyo escaparate hace esquina,pero que no deja ver el otro lado de la misma por una columna de madera que hay en el interior del mismo. Hasta aquí no parece gran cosa, pero... cuando entra en juego el factor humano... ahí ya puede pasar de todo.

Una señora se paró a mirar el escaparate con su marido que observaba distraído un coche parado en el semáforo. El problema surgió cuando otra inocente señora, que también iba mirando los maravillosos zapatos de dicha tienda, dobló la esquina rápidamente para ver el otro lado. Lamentablemente lo que se encontró fue a nuestra primera pareja. El golpazo os lo podéis imaginar.

Las bolsas por el suelo, todos agachados recogiendo los contenidos y todos pidiendo perdón. Yo atónito observando la escena mientras caminaba y pasó lo que tenía que pasar. Exactamente, otra señora, esta vez de la mano de su hija, cayó en la tentación de mirar los zapatos del otro escaparate. Craso error, pues lo que se encontró fue el final de la espalda del marido de la primera señora.

El porrazo esta vez fue impresionante. Señor cae, tumba a señora, su mujer mira y grita... mientras las bolsas otra vez al suelo con sus correspondientes contenidos...

La única que se lo pasaba genial era la niña al grito de:

"¡Mama también tropieza! ¡Mama también tropieza!".

Animalito...

En fin... un par de transeúntes y yo ayudamos a recoger y levantarse al personal mientras aguantábamos la risa como podíamos. Sobre todo tras escuchar a la segunda señora echando pestes de la gente de la tienda por poner "esa madera ahí, que tapa la vista". Claro señora claro...

La culpa no se de quién sería, pero aprovecho para decirles a todos que la empanada es para comérsela, no para arrastrarla ;)