Mil entradas tiene el infierno

Al menos el de Hiroshige.

Y así sin comerlo ni beberlo, un buen día se da uno cuenta de que lleva escribiendo tres años por estos lares -que en otros escribió algunos años más-, contando penas y alegrías, compartiendo músicas, imágenes y diarreas mentales... en esa, como dije hace tiempo, sustitución del diván del psiquiatra por un teclado y una ventana al mundo cibernético.

Pero lo mejor de todo es esa cierta pérdida de la historia contada solitaria, del tener la sensación de que las palabras no se pierden y que al otro lado alguien lee y comenta.

Además, desde hace tres años, la mayoría de las veces que mando a alguien al infierno, no es una expresión sucedánea light de mandarlo a tomar por el ojete, lo cual no sólo es bueno para mi humor, si no para el resto del mundo x-D

Sospecho que el mileniarismo habrá de ser celebrado con algo tipo un sorteo de esos que tanto nos gustan, pero aun no sé qué será el hito conmemorativo, así que cuando lo sepa, el terror del milenio volverá a caminar por estos lares.

Muchas gracias a todos los que pululáis por el infierno en esta humilde compañía.

Hiro.