lunes, 14 de julio de 2014

Infumables

Estoy llegando a la conclusión de que, cuando un libro tiene un prólogo que sobrepasa en extensión las 2 páginas, es infumable.

De entre toda la montaña de libros que viven en casa, hay uno en concreto que compré el primer año de carrera : "La Metamorfosis" de Ovidio.

Lo he intentado leer varios millones de veces y no cabe duda de que es una fuente inestimable de información para la iconografía e iconología clásica pero como libro... deja mucho que desear.

Partiendo de la base de que mi edición es un estudio del propio libro con 250 páginas de prólogo con "más de media página por página" literal de notas al pie, el libro es como una tortura.

Está claro que para un estudio, las notas al pie son inevitables y muchas veces muy explicativas e incluso más interesantes que el propio contenido del libro, pero cuando lo que quieres es leer una obra sin opiniones ajenas, hacen pupita.

He intentado saltarme el prólogo y ponerme a leer directamente, pero creo que voy a poner a reposar el libro y volver a intentarlo en otra ocasión porque, debe ser influencia del prólogo, esto no hay quien lo trague.

El otro día empecé otro, uno de esos de una colección de varios libros de pseudo-ciencia-ficción-fantasía-épica que tanto me gustaban años ha. Me siguen gustando, pero el primer libro tiene un prólogo de unas 15 páginas de puño del propio autor de la saga explicando sus influencias, motivos y causas.

Ya es malo tener un prólogo infinito, pero si además es tuyo e intentas explicar por qué y cómo has escrito lo que sigue, es que no estás muy seguro de que lo que sea, sea bueno.

Creo que a partir de ahora voy a comenzar a saltarme los prólogos a capón. Los libros interesantes son como las personas interesantes: no necesitan presentaciones, se presentan a si mismos y te van sorprendiendo poco a poco hasta que te enamoran.

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