Yo, pupas

Inevitablemente y a estas alturas de mi historia, es lo que hay: si algo raro ha de pasar, va a ser a mi.

Y es que debe ser que hay gente está permanentemente dentro de los tantos por ciento del desastre: te toca la espina en la lata de bonito, te toca el hueso de la carne deshuesada, la concha en la lata de berberechos, coges el melocotón cuya pepita alberga el gusano... Y todo así, aunque hoy fue el no va más.
Te compras una batería de cocina y a los seis meses escasos de uso, una de las ollas decide que no se soporta a si misma y se parte literalmente por la mitad, como si con un cuchillo muy afilado se hubiera hecho el arakiri... Sin golpes, silenciosamente.

Gírese la cabeza para apreciar el desperfecto. Desde fuera no se ve, pero desde dentro... para matar al fabricante.

Claramente, una de dos, o te pegas un tiro, o lo asumes como "especial", y a estas alturas de la historia, una no deja de preguntarse qué será la siguiente paranoia que reserve el destino...