Ese extraño paréntesis
Ayer leí esto y no pude dormir de noche. No por la entrada, que no se me asuste nadie, si no porque me llevó a pensar -más bien reflexionar- sobre determinados temas que me tienen un poco podre últimamente.
Se preguntaba Guti que si es tan ingenuo creer en la bondad y me gustaría responderle, después de que anoche para dormir necesitase algo más que una valeriana, que no es ingenuo creer en la bondad, lo que es de ingenuos es ejercerla.
En cierta manera me educaron en lo de "hay que ser buenos" -aka benévolos y por ende bondadosos- y debe de ser que lo asimilé. Pero si por alguna razón me toca educar a alguien, a esa frasecita le añadiré la coletilla de "pero sin dejar que te tomen por imbécil".
Sospecho que aquellos que tengo por mis amigos pueden decir que siempre que necesitaron algo, les eché un cable si pude. Doy fe de que cuando tengo algún percance con alguien que no conozco intento solucionar las cosas de buenas maneras -aunque en ocasiones tenga ganas de matar-. Y así me luce el pelo al uno que tengo.
Haciendo un símil para que las cosas sean entendibles,sin dar nombres y apellidos -eso ya lo haré en su momento-, hace tiempo inventé algo capaz de transformar el agua del grifo en Ribera del Duero. Con ello hice una fuente y decidí ponerla en mi jardín para que todo el mundo se beneficiase de ella. Hace cosa de un mes descubrí lo que podría denominarse una niña vendiendo vino de la fuente de vino de mi jardín en mi propio jardín. Un vástago femenino del vecino con cara de buena persona.
Al encontrarla, mi primera reacción fue hablar con el vecino y este, tras picar a su puerta en un primer instante, me respondió que estaba ocupado y que le dejase mi teléfono. Que ya me llamaría. Se lo dí y esperé. Pasada una semana, la vendedora de mi vino seguía en mi jardín vendiendo mi vino e incrementando sus beneficios económicos y mi vecino no me llamaba. Lo volví a ver para descubrir que no tenía ni idea de lo que le hablaba pero que le mandase un correo electrónico a una dirección contándole de qué iba el asunto y que se pondría en contacto conmigo, que no tenía tiempo. Me la deletrea y yo la apunté. Llego a casa, le mando el correo y ¡sorpresa!: la dirección que me dio no existe.
Vuelvo a llamar a la puerta y me abre otra persona diferente. Pregunto por el vecino conocido y me dice que está ocupado, motivo por el cual no me va a atender. Le explico el problema de la niña que vende mi vino en mi jardín a esta persona y me da una nueva dirección de correo para que me pusiera en contacto con ella. Le mando un email, le cuento el tema y me pide más datos. Se lo explico claramente: uno de tus hijos se está lucrando en mi césped con mi vino. Ese vino que te dejé usar con la condición firmada, registrada y puntualmente remarcado el hecho de que el uso se realizaría siempre y cuando no se cobrase impuestos revolucionarios por el uso del mismo a nadie.
Al ver que no había respuesta, volví a mandar otro correo, preguntando si por favor me podrían decir quién era la persona con la que hablaba y cómo iba el tema.
Sigo sin respuesta y la niña de los cojones sigue lucrándose a mi costa, cuando mi primera buena intención fue que todo el mundo disfrutase gratis de mi fuente de vino.
Yo no duermo por las noches dándoles vueltas a cómo solucionar el asunto y lo único que se me pasa por la cabeza en determinados momentos es echar a patadas a la puta cría del jardín, pero ella no tiene la culpa de que su progenitor la deje infringir ciertas normas.
Esto es lo que pasa cuando uno ejerce la bondad, que llega un momento en el que piensa que pobrecita la niña, que a lo mejor su padre la pone las pilas y le da una reprimenda por andar jodiendo al vecino.
Aunque claro, luego lo piensa uno fríamente y el que tiene la culpa de todo es el padre por no velar por las acciones de sus allegados y ya se me ha pasado la bondad -es más diría que me la quitaron de encima a hostias- y me importa una mierda que a la niña la metan en un hospicio por amiga de los bienes ajenos y que el padre tenga que sufrir las consecuencias del no mirar bien qué cojones hace con sus putadas con los vecinos.
A día de hoy necesito dos cosas: un abogado, por ejercer la bondad e intentar hacer las cosas por las buenas, y una caja de valium para poder dormir por las noches, dejar de sufrir ataques de ansiedad y que se me quite este paréntesis que me ha salido a los dos lados de la boca de la preocupación.
Conclusión: el género humano, o al menos el que encontramos en esta tierra, está lleno de gente -por no decir otra palabra que se me pasó por la cabeza- sin escrúpulos a los que les importa una mierda el ciudadano que les paga el sueldo todos los meses con el pago de sus impuestos, ya que una vez que están apoltronados en su silla de oficina, tírales pan y llámales perros, que van a seguir haciendo lo que les salga de los cojones.
¿Bondadosos? Los hay, lo malo es que toda la mierda que tienen alrededor tiende siempre a caerles encima. Por ingenuos.
Siento que todo haya salido de tu entrada, pero tengo un cabreo que hasta tics me produce y no le veo solución.
Me hace gracia que la gente que me conoce me diga a veces que tengo cara de tristeza. Es que no me quito el paréntesis de encima durante un mes entero ni de coña: siempre me surge una niña tocapelotas en el jardín.
Se preguntaba Guti que si es tan ingenuo creer en la bondad y me gustaría responderle, después de que anoche para dormir necesitase algo más que una valeriana, que no es ingenuo creer en la bondad, lo que es de ingenuos es ejercerla.
En cierta manera me educaron en lo de "hay que ser buenos" -aka benévolos y por ende bondadosos- y debe de ser que lo asimilé. Pero si por alguna razón me toca educar a alguien, a esa frasecita le añadiré la coletilla de "pero sin dejar que te tomen por imbécil".
Sospecho que aquellos que tengo por mis amigos pueden decir que siempre que necesitaron algo, les eché un cable si pude. Doy fe de que cuando tengo algún percance con alguien que no conozco intento solucionar las cosas de buenas maneras -aunque en ocasiones tenga ganas de matar-. Y así me luce el pelo al uno que tengo.
Haciendo un símil para que las cosas sean entendibles,sin dar nombres y apellidos -eso ya lo haré en su momento-, hace tiempo inventé algo capaz de transformar el agua del grifo en Ribera del Duero. Con ello hice una fuente y decidí ponerla en mi jardín para que todo el mundo se beneficiase de ella. Hace cosa de un mes descubrí lo que podría denominarse una niña vendiendo vino de la fuente de vino de mi jardín en mi propio jardín. Un vástago femenino del vecino con cara de buena persona.
Al encontrarla, mi primera reacción fue hablar con el vecino y este, tras picar a su puerta en un primer instante, me respondió que estaba ocupado y que le dejase mi teléfono. Que ya me llamaría. Se lo dí y esperé. Pasada una semana, la vendedora de mi vino seguía en mi jardín vendiendo mi vino e incrementando sus beneficios económicos y mi vecino no me llamaba. Lo volví a ver para descubrir que no tenía ni idea de lo que le hablaba pero que le mandase un correo electrónico a una dirección contándole de qué iba el asunto y que se pondría en contacto conmigo, que no tenía tiempo. Me la deletrea y yo la apunté. Llego a casa, le mando el correo y ¡sorpresa!: la dirección que me dio no existe.
Vuelvo a llamar a la puerta y me abre otra persona diferente. Pregunto por el vecino conocido y me dice que está ocupado, motivo por el cual no me va a atender. Le explico el problema de la niña que vende mi vino en mi jardín a esta persona y me da una nueva dirección de correo para que me pusiera en contacto con ella. Le mando un email, le cuento el tema y me pide más datos. Se lo explico claramente: uno de tus hijos se está lucrando en mi césped con mi vino. Ese vino que te dejé usar con la condición firmada, registrada y puntualmente remarcado el hecho de que el uso se realizaría siempre y cuando no se cobrase impuestos revolucionarios por el uso del mismo a nadie.
Al ver que no había respuesta, volví a mandar otro correo, preguntando si por favor me podrían decir quién era la persona con la que hablaba y cómo iba el tema.
Sigo sin respuesta y la niña de los cojones sigue lucrándose a mi costa, cuando mi primera buena intención fue que todo el mundo disfrutase gratis de mi fuente de vino.
Yo no duermo por las noches dándoles vueltas a cómo solucionar el asunto y lo único que se me pasa por la cabeza en determinados momentos es echar a patadas a la puta cría del jardín, pero ella no tiene la culpa de que su progenitor la deje infringir ciertas normas.
Esto es lo que pasa cuando uno ejerce la bondad, que llega un momento en el que piensa que pobrecita la niña, que a lo mejor su padre la pone las pilas y le da una reprimenda por andar jodiendo al vecino.
Aunque claro, luego lo piensa uno fríamente y el que tiene la culpa de todo es el padre por no velar por las acciones de sus allegados y ya se me ha pasado la bondad -es más diría que me la quitaron de encima a hostias- y me importa una mierda que a la niña la metan en un hospicio por amiga de los bienes ajenos y que el padre tenga que sufrir las consecuencias del no mirar bien qué cojones hace con sus putadas con los vecinos.
A día de hoy necesito dos cosas: un abogado, por ejercer la bondad e intentar hacer las cosas por las buenas, y una caja de valium para poder dormir por las noches, dejar de sufrir ataques de ansiedad y que se me quite este paréntesis que me ha salido a los dos lados de la boca de la preocupación.
Conclusión: el género humano, o al menos el que encontramos en esta tierra, está lleno de gente -por no decir otra palabra que se me pasó por la cabeza- sin escrúpulos a los que les importa una mierda el ciudadano que les paga el sueldo todos los meses con el pago de sus impuestos, ya que una vez que están apoltronados en su silla de oficina, tírales pan y llámales perros, que van a seguir haciendo lo que les salga de los cojones.
¿Bondadosos? Los hay, lo malo es que toda la mierda que tienen alrededor tiende siempre a caerles encima. Por ingenuos.
Siento que todo haya salido de tu entrada, pero tengo un cabreo que hasta tics me produce y no le veo solución.
Me hace gracia que la gente que me conoce me diga a veces que tengo cara de tristeza. Es que no me quito el paréntesis de encima durante un mes entero ni de coña: siempre me surge una niña tocapelotas en el jardín.
Etiquetas: exorcismos
7 Comments:
No, si te entiendo bien. A mi también me quitaron la bondad de encima a hostias hace tiempo.
Desde entonces, tengo la creencia de que la bondad es algo de quita y pon mientras que la maldad nace dentro del ser humano y ahí se queda hasta la muerte.
Así va el mundo. No por ningún sistema político ni esas chorradas de los demagogos. El mundo va así porque los seres humanos somos así: unos cabrones por naturaleza.
¡Como te entiendo! Hay veces que la gente le echa un morro que pa que... y te dan ganas de mandar la bondad a tomar por culo... agggg
Somos bobas Hiro, en el mejor de los sentidos, eso si, pero bobas a fin de cuentas. Venga a ayudar, y a compartir, y a conciliar. Pero siempre hay algún hijo de la Parka que viene a tomarnos por imbéciles. Mi hermana dice que soy demasiado inocente. Yo le digo que, simplemente, no está en mi naturaleza ser suspicaz. Y si bien la vida te curte a base de patadas en la cara, a veces te sorprende alguna que no ves venir. Paciencia mi cielo. Y una buenas tijeras para cortarle a la niña las trenzas.
Yo opino lo mismo. Siempre pensé - y me hicieron que pensara - que lo mejor era ayudar a los demás, y lo haces, hasta que al final te hacen daño por ello, tanto que parece que la que sobras eres tú, cuando en realidad fuiste la "idea" original. Hoy intento no "seguir esa práctica". Ayudo, pero siempre que vea que es al menos un poco recíproco. Sino, intento quitarme del medio, aunque muchas veces es muy, muy difícil.
Yo opino lo mismo. Siempre pensé - y me hicieron que pensara - que lo mejor era ayudar a los demás, y lo haces, hasta que al final te hacen daño por ello, tanto que parece que la que sobras eres tú, cuando en realidad fuiste la "idea" original. Hoy intento no "seguir esa práctica". Ayudo, pero siempre que vea que es al menos un poco recíproco. Sino, intento quitarme del medio, aunque muchas veces es muy, muy difícil.
Siento haber colaborado a que le des vueltas a la cabeza :-) pero ya que tamos voy a puntualizar.
Primero: el ser humano es cabrón, sí, y la naturaleza es cabrona. Por muy buenos que queramos ser, tenemos que comernos a otros bichos, y además echamos Babosil para que los caracoles no se nos coman las plantas ornamentales. Y las gacelas cojas palman enseguida. Es una putada, pero es así.
Peor aún: un solo cabrón, tarado pero eficiente, puede hacer un daño infinitamente mayor que el bien que pueda hacer el más bondadoso e inteligente de los mortales. Comparemos lo que consiguen gente como Hitler, o Bush, frente a lo que consigue gente como Gandhi o el fundador de la Cruz Roja. La Cruz Roja hace muchísimo, pero cuando ha caído una sola bomba en Hiroshima y ya se ha ventilado a cien mil individuos, ya no se los puede resucitar... Pero todo esto no es más que otra versión del segundo principio de la termodinámica que mencioné. Es más fácil romper que construir.
Y sin embargo... no debemos pasarnos al lado oscuro, porque las cosas serían aún peor. Nada más.
¿Significa eso que las llevemos por todos los lados sin rechistar, que no nos defendamos, que no tengamos cagas de colgar por los cataplines al pederasta austriaco ese? Nada más lejos de la realidad. Claro que tenemos que defendernos. Somos personas, no borregos. No estoy hablando de indefensión ni de debilidad. Si es que estoy hablando precisamente de fortaleza. De "me la has jugado e intentaré que se haga justicia, pero lo que no vas a conseguir es que siga tu ejemplo y me convierta en un gusano como tú".
Estoy hablando de que lo que ha pasado con esos indeseables que te están robando (de alguna metafórica manera) no nos sorprenda. Porque sabemos que los humanos somos cabrones. Simplemente actuamos en consecuencia, y nos agarramos a que no todo el mundo es así. Porque vivir en la paranoia es peor que vivir en la inocencia.
Hemos encontrado a otro cabrón. Hagamos lo que podamos hacer, y levantémonos otra vez. La otra opción es pegarse un tiro... y esa no vale.
Digamos que hay dos tipos de personas: los que primero putean a quien sea en su beneficio, y los que primero ayudan, y a veces (sólo a veces) se llevan decepciones, pero otras veces se llevan alegrías que los primeros no conocen ni conocerán en su puta vida.
Axa, pero sin embargo, aunque la bondad sea de quita y pon, si alguien la tiene, es difícil que la pierda o deje de ejercer, aunque a veces se la intenta ocultar bajo una coraza.
Fifilota, pues sí.
Pilar, estoy a punto de agarrar las tijeras. Verás que matu.
Laurix, muchas veces aunque intentes quitarte del medio, te meten en el medio. Y salir de ahí es jodido.
Guti, ¿pensaste en lugar de utilizar el babosil, coger un saco de serrín para meterlos dentro y luego hacerles una salsilla con tomate y chorizo? Porque si tienes muchos, te da para una buena tapa.
Indudablemente, no es cuestión de pasarte al otro lado. Más que nada porque si uno piensa de esa manera no cabrona, no llegará a hacerlo nunca de manera totalmente diferente por mucho que lo intente. Es una gran verdad eso de que lo que uno siente cuando ayuda a alguien, no lo sentirá el otro nunca a base de joder al resto. Y ese sentimiento es una alegría enorme. Aunque a veces se torne tristeza.
Publicar un comentario
<< Home