Primavera en la bodega
Al final me decidí. Cogí el armario de televisión de ikea que ya teníamos reconvertido en "minibar" de salita y lo tuneé del todo. ¿Cómo? Pues fácil.
Se cogen un par de transfers iguales. Esto es difícil porque no se decanta uno por ninguno y además tiene que destacar sobre el fondo y este era difícil por el color negro de las puertas. Lo ideal sería que fueran reflejos, es decir, uno en una postura y otro en la misma pero como si de un espejo se tratase, pero eso va a ser más difícil si se puede. Al menos el que me gustó, no lo había.
Una vez que tenemos el transfer, se mide a conciencia, se coloca con unos celos y se procede a frotar la superficie protectora para que la calcamonía pase a la puerta. Un par de horas, una para cada puerta y quince minutos para cada pomo.
Aun me queda barnizarlos para protegerlos de posibles rozaduras o arañazos de la bestia blanca, pero ya se ve que quedan chulos.
Luego en el interior -se me olvidó sacarle la foto- hay que echarle imaginación porque al ser un mueble concebido para albergar una tele tiene un espacio amplísimo que si colocas botellas de pie, queda muy desaprovechado, y si las apilas, va a ser difícil sacar las de debajo sin causar un desastre. La solución es coger de esos botelleros apilables de madera de pino -si se tiene paciencia barnizarlos del color del armario o similar- y colocarlos en la parte posterior del armario. Con ello conseguimos ganar para almacenaje en altura un buen trozo y aun nos queda espacio en la parte inferior para colocar cosillas.
¿De dónde salieron los botelleros? De cualquier gran superficie comercial, a dos euros dos pares para cuatro botellas cada uno y en desmontado. Están cortados con las tablas verdes y por eso asientan queda pena al haberse combado al secar, pero al poner las botellas y coger peso, la cosa se asienta. Además, por dos euros no se puede pedir más.
Así, quedó convertido en minibar de salita muy mono y con un interior para 48 botellas tumbadas mas el resto del espacio. No creo que llegue nunca a tener tanto vino acumulado, pero tampoco creí nunca que llegase a poder tener una obra de arte original... Pero esa es otra historia que ha de ser contada en otro momento ;-)
Ahora me queda coger fuerzas para poner las florecillas en los otros armarios :-)
Se cogen un par de transfers iguales. Esto es difícil porque no se decanta uno por ninguno y además tiene que destacar sobre el fondo y este era difícil por el color negro de las puertas. Lo ideal sería que fueran reflejos, es decir, uno en una postura y otro en la misma pero como si de un espejo se tratase, pero eso va a ser más difícil si se puede. Al menos el que me gustó, no lo había.
Una vez que tenemos el transfer, se mide a conciencia, se coloca con unos celos y se procede a frotar la superficie protectora para que la calcamonía pase a la puerta. Un par de horas, una para cada puerta y quince minutos para cada pomo.
Aun me queda barnizarlos para protegerlos de posibles rozaduras o arañazos de la bestia blanca, pero ya se ve que quedan chulos.
Casi se me cae el brazo frotando la pegatina pero quedó bonito. Me recuerda los muebles antiguos y seguramente quedaría mejor si fuera una pintura en lugar de una calcamonía, pero a tanto no me atrevo. Si la lío, implicaría pintar toda la puerta y no sé si el nene lo soportaría x-D
Luego en el interior -se me olvidó sacarle la foto- hay que echarle imaginación porque al ser un mueble concebido para albergar una tele tiene un espacio amplísimo que si colocas botellas de pie, queda muy desaprovechado, y si las apilas, va a ser difícil sacar las de debajo sin causar un desastre. La solución es coger de esos botelleros apilables de madera de pino -si se tiene paciencia barnizarlos del color del armario o similar- y colocarlos en la parte posterior del armario. Con ello conseguimos ganar para almacenaje en altura un buen trozo y aun nos queda espacio en la parte inferior para colocar cosillas.
¿De dónde salieron los botelleros? De cualquier gran superficie comercial, a dos euros dos pares para cuatro botellas cada uno y en desmontado. Están cortados con las tablas verdes y por eso asientan queda pena al haberse combado al secar, pero al poner las botellas y coger peso, la cosa se asienta. Además, por dos euros no se puede pedir más.
Así, quedó convertido en minibar de salita muy mono y con un interior para 48 botellas tumbadas mas el resto del espacio. No creo que llegue nunca a tener tanto vino acumulado, pero tampoco creí nunca que llegase a poder tener una obra de arte original... Pero esa es otra historia que ha de ser contada en otro momento ;-)
Ahora me queda coger fuerzas para poner las florecillas en los otros armarios :-)
2 Comments:
Pero que apañá que eres, tocas todos los palos y todos te salen bien!!
Tampoco te pienses que todo sale bien x-D
Publicar un comentario
<< Home