viernes, 8 de mayo de 2009

Londres

Puede ser un tópico decirlo pero "Londres mola". Fueron sólo dos días y medio de visita pero el viaje cundió, quizás gracias a esos horarios europeos que propician madrugones salvajes, pero supo a poco, no sólo ya por la breve estancia si no también por esos mismos horarios que hacen que a las seis esté todo cerrado.

No sé qué idea tenía de la City en la cabeza, quizás un algo rancio, oscuro y húmedo. Nada más lejos de la realidad. Quizás fue un fin de semana raro, pero volvimos morenos y la famosa "niebla londinense" no dio señales de vida, aunque sí eso que dicen de que los días en Londres tienen cuatro estaciones: por la mañana hacía frío y lloviznaba, al medio día había intervalos nubosos, la tarde era soleada y la noche parecía más propia de un octubre cualquiera. Mi recuerdo de abril en el lugar será el calor y el extraño viento cálido que cada noche se levantaba e invitaba al caminante a disfrutar de las terrazas esparcidas por doquier.

Me resultaría absurdo poner aquí imágenes de los típicos sitios a visitar, más que nada porque la red está plagada de ellas, pero sí dejaré constancia de unas cuantas imágenes seleccionadas entre la montaña de fotos que sacamos.

Sobre el qué visitar y el qué visitamos, para dos días con un viaje realizado en plan ultrabarato no merecía la pena aguardar colas interminables para subirse o entrar en atracciones cuyas entradas eran insultantemente caras pudiendo disfrutar de impresionantes museos de entradas totalmente gratuitas: nos tiramos a lo módico y vimos muchas de las típicas cosas por fuera, como las Casas del Parlamento, Westminster Abbey -pues sí, he de reconocer que me quedé con ganas de ver esas bóvedas de abanico-, The Millenium Eye, y tantas otras, pero no nos acercamos ni por asomo a La Torre de Londres ni al famoso puente que se iza para dejar paso a los barcos.

Al contrario de lo que se pueda pensar, no es necesario disponer de un fajo de billetes que permita pagar las entradas -oscilando entre 14 y 30 libras en la mayor parte de los lugares de pago- pero sí es necesario tener una Oyster Card a mano porque la ciudad es enorme y el metro es indispensable para poder moverse sin echar todo el día de un lugar a otro. Con ella y armados de mochila y playeros se puede disfrutar de mercadillos -entre los que me recomendaron Camden Market y Portobello-, visitar el British Museum, el War Museum, el Royal Observatory of Greenwich, la British Gallery -todo es British aquí oiga-, entre otros, sin menospreciar en ningún momento esos parques maravillosos que llenan la ciudad por todas partes.

Hay por así decirlo, tres extensiones verdes destacadas, entre la que se encuentra Hyde Park, impresionante, pero cada cuatro manzanas se encuentra uno con una esquina a modo de jardín plagado de árboles, y lo que más llama la atención es lo cuidado que se encuentra todo. Es increíble y demuestra claramente que las comparaciones pueden ser muy odiosas.

A groso modo y viendo la búsqueda de información que yo realicé para organizar ese fin de semana -me gusta saber qué ver y llevar un poco más claras las cosas antes de viajar- y lo mucho que me ayudaron los consejos de la gente -gracias Boo :-)- voy a dejar por aquí algunas cosillas sobre lo que vimos.

El vuelo fue muy barato: unos 60 euros ida y vuelta con Easyjet, pero te deja en el aeropuerto de Standsted, a unos 40 minutos de Londres. Este aeropuerto es la caña, tiene un metro interno que recoge a los pasajeros del avión y los deja en la terminal donde se recogen las maletas facturadas y demás. No hay pérdida alguna, ni para ir ni para venir, porque está todo perfectamente indicado, lo que sí que hay que tener en cuenta es que las medidas de seguridad españolas dan la risa en comparación con las revisiones de equipaje que se hacen al venir y que más vale llevar todos los líquidos en pequeño y metidos en su bolsa de plástico -las hay gratis en el propio aeropuerto-. A mi me sacaron desde los zapatos a las lanas pero no sufrí cacheo como otros... No me abrieron las cajas de caramelos ni el té pero a gente que venía con nosotros sí que les abrieron todo. Aquí sí que es recomendable ir con un par de horas de antelación porque las colas que montan en esas revisiones son larguíiisimas.

Del aeropuerto de Stansted a Londres se puede ir en bus o en tren, que es la mejor opción porque no tiene atascos. Los billetes tanto de bus como de tren se venden en el propio avión y supone unas 34 libras por cabeza ida vuelta. Es más caro que el bus pero su llegada es segura y los hay cada 15 minutos todos los días. Este te deja en la Liverpool Station, una auténtica gozada de construcción bajo cuyos andenes se encuentra el metro que te lleva a cualquier parte. En la foto de abajo, la estación.

liverpool station

La Oyster Card se puede comprar en cualquier estación de metro, tren o incluso en el propio aeropuerto y es la opción más barata para viajar -1'60 Libras dentro de la zona 1, que es lo que más se visita-. Vale tanto para metro como para tren o autobús y cuesta dos euros, recargándose desde 5 libras a lo que se quiera. No caduca, lo cual es muy interesante, junto con que te devuelven el dinero si no quieres conservarla al irte.

El hotel donde nos quedamos se llama Euro Hotel, cerca de Rusell Square. No está céntrico del todo pero sí que está muy bien comunicado y pilla a mano para ir al British Museum -a 10 minutos andando-. Es un edificio viejo pero está muy limpio, es muy tranquilo y el personal es muy agradable y siempre dispuesto a ayudar. Además ofrece desayuno con la habitación. Es la primera vez en mi vida que vi a alguien desayunar fabada y salir tan tranquilo cuando yo no podía con las tostadas y los huevos revueltos con bacon... Hablando de comida hay un montón de sitios muy cerca para comer y cenar y más de un pub típico donde tomarse una Guinnes :-)

El British Museum, homenaje al saqueo como diría alguno, es un pedazo de construcción neoclásica que alberga ejemplos de escultura, pintura e incluso arquitectura de procedencias muy diversas, entre las que cabe destacar los famosos mármoles del Partenón -lo dejaron temblando pero del todo-, la piedra Rosetta gracias a la cual se descifró la escritura geroglífica egipcia, dos toros alados de Babilonia y mil cosas muy significativas más, destacando una sala en el último piso muy solitaria donde se puede encontrar por ejemplo una armadura samurai del siglo XIX creo recordar.

armadura samurai

Y también las famosas danzarinas y músicas que cambiarían la pintura egipcia con su aparición frontal. Preciosas.

egyptian painting

Portovello Market es un mercadillo "semicallejero" que los sábados se pone a reventar, donde se puede encontrar desde puestos de fruta a todo tipo de antigüedades. Está en la zona de Notting Hill -sí, sí, la de la película- y decir que no tiene nada de interesante sería mentir. Se desarrolla a lo largo de una calle -kilométrica diría yo- con las típicas casitas pareadas inglesas de dos plantas y bajo que tanto me gustan, todas ellas pintadas de colores distintos y con algún que otro edificio de más alturas en cuyos bajos se encuentran tiendas de las cosas más variadas, desde las típicas de prendas vintage -ojo al precio pues lo que puede parecer un chollo puede encontrarse un poco más allá por bastante menos precio- a discos antiguos o incluso muebles.

portobelo market, london

Una de las cosas que más me llamó la atención eran las galerías de anticuarios: a través de una pequeña puerta se accedía a un espacio interior enorme, en ocasiones de varios pisos, donde se apelotonaban montones de tiendas, muchas de las cuales no superaban a veces el metro cuadrado literal. Allí se encontraba desde joyería a cuadros, pasando por libros y ropa y todo tipo de objetos de lo más extraño, con largas historias los unos y con un pretendido aire antiguo los otros. Para revolver con tiempo.
Otros de los habituales de la zona y del resto de la ciudad son los músicos. Estos de la foto son muy buenos. A ver si puedo subir el vídeo :-)

portobelo market, london

En el mismo mercadillo se pueden encontrar puestos de comida que harán que el dinero invertido en la misma baje considerablemente: comida tailandesa, una especie de fiambrera llena a reventar de pescado frito con salsas extrañas costaba como unas 3 libras y podía ser el sustituto perfecto al típico sandwich que todo el mundo lleva, porque otra cosa no, pero ver a gente comiendo por la calle y con el típico café en vaso de cartón...

Y una aparición sorpresa en medio del Portobello: la casa donde vivió George Orwell, todo un lujo.

portobelo market, london, george orwell's house

De Portobello, en un arrebato de "¿por qué no vamos andando?" -no se recomienda- aparecimos en Hyde Park -unos cuatro kilómetros por ciudad después...-. Es un sitio precioso con un lago artificial llamado The Serpentine en medio donde la gente va a pasear en minilancha y esas cosillas. Es curioso pero permite tráfico rodado atravesándolo y no sólo tiene zonas ajardinadas a dolor, si no que tiene pistas para correr para personas y ¡caballos! Invita a sentarse, sin duda alguna. En la imagen de abajo, de camino a Hyde Park nos encontramos con esta escena en medio de una calle vacia de turistas, bueno, vacía no, estaban dos asturianos perdidos que no quisieron coger el metro... y un par de amazonas que iban a las pistas de caballos en el parque.

horses, london

Al lado de Hyde Park queda Harrods, no nos vamos a engañar, ya que vamos tenemos que verlo y de paso traer algunas cosillas para la familia que no callaba con este sitio. El edificio de los almacenes en si es una auténtica belleza de siglos pasados, más o menos como todo lo que lo rodea, pero el verdadero espectáculo está dentro, pues no sólo sorprende al visitante por el contenido -sí, hay cosas carísimas pero también hay cosas normales y corrientes y la sección de chocolates y tés es una auténtica delicia para quien guste disfrutar de las latas de diseño "art-decó" -sí, tengo un bote de té de aquí porque me gustó la lata- y otras bagatelas por el estilo.
Respecto al "continente", el edifico propiamente dicho, hay que decir que derrocha lujo quizás hasta volverse kitch. La caja de escaleras central está diseñada a modo de templo egipcio con estatuas de faraones y jeroglíficos, todo completamente dorado, para albergar en su parte baja un monumento al trágico final del hijo del propietario. En la parte superior había un cartel que decía "Luxury Toilettes" y que no visité, pero debería de haber sido digno de visita. La perfumería era una sala diáfana completamente blanca que daba a la escalera egipcia mediante balcones de arco carpanel entre los cuales ¡había acuarios con peces tropicales! y ramos de flores frescas enormes. Realmente impresionante para quien guste de estas cosas.

harrods

Pero sin duda hay dos cosas que no se me van a olvidar de este sitio: una fue el restaurante italiano donde tres cocineros ataviados con el típico gorro alto de cocinillas hacían masas para pizza lanzándolas a lo alto mientras uno de ellos cantaba ópera en directo para deleite de la gente. La otra, es la decoración de los techos. Todo un contraste el ver algo propio de una vivienda de lujo del siglo pasado sobre la zona de pescadería y carnicería con animal desollado colgando del techo incluido. La imagen de arriba creo que es el techo de la zona de frutas.

Había leído de todo, cosas como que no permitían la entrada según la ropa que se llevase y así, pero el único problema que encontré es que los guardias de seguridad obligan a portadores de mochilas a llevarlas en la mano a modo de bolsos.

The Houses of Parliament, el Big Ben y Westminster no dejan de ser la estampa típica, de obligatoria vista desde el puente de Westminster, uno en tantos de los que pueblan la zona, normalmente atestado. Turistas, trileros, gaiteros escoceses, vendedores de frutos secos en azúcar...
Sólo dos imágenes dejaré de aquí, un primer plano del Big Ben y las coronadas farolas del Parlamento :-)

big ben, london
houses of parliament, london

El Museo Imperial de la Guerra, al otro lado del río, cerca de Waterloo Station, hará la boca agua a cualquier aficionado al tema bélico pues recoge en su interior aparatos originales del tipo de tanques, ametralladoras, submarinos y ¡aviones¡ algunos de los cuales son "transitables", vamos que te puedes subir y esas cosillas. Son unos seis pisos de museo con varias galerías de pintura variables y una exposición fija de armamento y varias salas dedicadas al Holocausto donde se recogen testimonios documentales de supervivientes y propaganda del nazismo que ponen los pelos de punta a cualquiera. Interesante es sin duda la presencia de dos máquinas Enigma originales, una en versión estable y otra portátil que es la que conocemos todos.



Muy interesante es la tienda: está plagada de reproducciones de material bélico tipo las postales con las pin-ups o material tipo las cajas metálicas con los anuncios de los años 20 a 60 tan típicos, así como multitud de maquetas de aviones, música de las épocas bélicas y una importante librería sobre el tema.

Eso sí: se necesita disponer para su visita de unas 3 horas mínimo para verlo completo y dispone de una zona ajardinada ideal para llevar el bocata y tirarse en la hierba a descansar tras la caminata.

hiro


Y para mañana más que como en la foto, es agotador darse paseos tan largos, sean en entrada de blog o de verdad ;-)

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9 Comments:

Blogger Pablo Carballude said...

Conste que EasyJet tiene una compañía gemela, EasyBus, que te lleva desde Stansted a London Victoria en 1 hora y media por poco dinero (entre 2 y 12 libras, depende del día y hora).

En cuanto a la impresión de Londres, yo también pensaba que sería algo lúgubre... y me quedé a cuadros cuando vi a la gente tomandose el café en las terrazas y cosas así ;)

Me alegro que gustase el viaje :)

8 de mayo de 2009, 19:42  
Blogger Hiroshige said...

Lordram, lo de Easybus lo vi en el avión pero me aportaba mas garantías de llegar a tiempo el tren aunque fuese un poco más caro, a parte que para dos días, pasar hora y media en un bus pudiendo llegar en menos tiempo, como que compensa.
Creo que tengo que volver x-D

8 de mayo de 2009, 20:23  
Blogger CHECHE said...

Gracias por compartir tu viaje,bonitas fotos, el relato estupendo(como es habitual en tí) me alegro mucho por tí, mereces un relax, que la salud estos días no te acompañó mucho, pero he de decir qué estás muy guapa, si sinceramente, muchos besos.

8 de mayo de 2009, 22:07  
Anonymous fanta said...

Muy buenas las fotos, me ha impactado la de la casa de g.o.
:D

9 de mayo de 2009, 2:41  
Blogger issa said...

Este año conozco mucha gente que ha ido a Londres y se ha llevado la misma impresión que tú (como por ejemplo 3 de mis compañeras del trabajo, cada una por su lado y en diferentes fechas y las 3 enctantadísimas).
Me dáis todas mucha envidia y creo que también voy a ir en cuanto pueda (a mí me sale mejor raynair, también ida y vuelta por unos 50 y pico de euros con suerte).
Muchísimas gracias por tu post que me viene de perlas para ir haciéndome una idea de la ruta a seguir (cada una me dice algo y me voy haciendo mentalmente un plano :)
una pregunta ¿da tanto tiempo un fin de semana para ver tantas cosas y de paso meterte en tantos museos?

9 de mayo de 2009, 9:48  
Blogger Boo said...

Que post mas divertido, me lo he leído de cabo a rabo. ¡Ay! Los anticuarios de Portobello...encantadores. :) Estoy impresionada con vuestra capacidad de "pateo" jeje. Yo estuve una semana y volví con tipín que no veas, volví consumida (que poco me duró, mecachis)

Londres MOLA. Ahora toca post de lanas (yarn-porn)

9 de mayo de 2009, 13:00  
Blogger Guti said...

¡Gran revisión! Es verdad que no hace falta pagar por todas las entradas de todo para disfrutar de un sitio. Más bien al revés.

Yo, como vi el plan (el clima ese sorprendentemente agradable) la primera vez que fui, una vez que volví me dio la llocada de llevar los playeros para correr; mi hotel estaba al lado de Hyde Park. Así que allí me veías corriendo cada mañanina antes de desayunar... ¿Chifláo? No te puedes imaginar la de gente que había haciendo lo mismo (por cierto, mayoría de mujeres). El recuerdo de esas carrerillas, junto a los lagos y los árboles, es de lo mejor que me traje de Londres.

Por cierto, una errata muy común: no es "Nothing Hill", sino "Notting Hill". El nombre no tiene nada que ver con "nothing", valga la redundancia :-)

11 de mayo de 2009, 12:07  
Blogger Alex said...

Qué guay!! Yo también quiero ir, no lo conozco!

13 de mayo de 2009, 8:50  
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18 de noviembre de 2010, 7:29  

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