martes, 1 de mayo de 2012

El retorno de Saturno

Escribir un montón es reflejo de pensar un montón.
Da miedo.
No porque se puedan decir muchas tonterías si no porque es un reflejo de un estado mental: la vuelta de la melancolía.

No están los tiempos para melancolías, es verdad, pero hay momentos en que al pasar del "que bonito es todo" al "no me apetece salir de casa porque dentro de la cabeza tengo todo lo que necesito", es problemático.

Por un lado resulta curioso y no me queda ninguna duda desde que leí aquel libro, de que esto de la depresión no es cosa de ahora, que lo hubo siempre.
No es que me considere "artista", es más, hay días que ni siquiera me considero, pero veo una cierta relación entre los periodos de "no puedo con mi vida" y la creatividad, o las ganas de hacer cosas.

A más hecho polvo se encuentra uno, más cosas le pasan por la cabeza.
Unos lo enfocan en querer tirarse por la ventana y a otros... les apetece escribir.

Soy plenamente consciente de estos extraños momentos y de su eliminación con el tratamiento a base de antidepresivos que hace tiempo que me quitaron. Saturno ha vuelto, no cabe duda.

Lo gracioso es que los echaba de menos: el mundo perfecto y la sonrisa perpetua de oreja a oreja son poco productivos. Aunque la verdad, levantarte con el pulso subido de no haber dormido en media noche por exceso de actividad mental y tener tantas ganas de hacer tanto que no haces nada porque eres incapaz de centrarte... no sé si será bueno.

Por lo pronto es medianamente productivo pues hacía tiempo que no escribía ninguna parrafada larga en este infierno. Tengo un montón de ideas.

A ver si consigo tranquilizar un poco al "devorador de hijos" y puedo llevarlas a la práctica.

Estoy cansada, otra vez.

Etiquetas: , , ,