jueves, 23 de agosto de 2018

Turismofobia o un simple caso de falta de educación

Ya leí hace tiempo que hay lugares donde los locales presentan una especie de sentimiento de odio hacia el turismo.

Luego vi en un programa cómo un habitante de las míticas Ramblas de Barcelona ponía a parir a los que él llamaba "mofletudos" -ingleses- y está claro que el tema no es un hecho aislado.

Llega el verano y surgen grupos de antisociales a los que el turistéo les saca de quicio. Voy a decir más bien "nos" saca de quicio, y sacando el tema con conocidos que saben de qué estamos hablando, la opinión es generalizada: existe un odio al turista.

Y es curioso porque antes o después todos somos turistas. Todos vamos perdidos a un lugar extranjero y aparecemos con nuestras chanclas y pantalones cortos invadiendo espacios ajenos.

Pero la gran verdad es que, lo que en realidad molesta, no es el turista en sí, si no la actitud, y es que no estamos educados para vivir en grupo, cuanto menos para invadir un grupo que no es el nuestro de una manera, digamos, "no notoria".
Vas a otro país, sólo o acompañado. Comentas lo que ves, sacas fotos, si la situación lo requiere piden permiso para ello, observas el patrimonio monumental, cultural, folclórico, el paisaje, las comidas... pero por lo menos yo no intento que la sociedad nueva a la que me acerco y con la que intento convivir, aunque sólo sea unos días, se convierta en la que dejé al salir de casa. No voy a Portugal y pido una "fabada asturiana" "cagándome en dios" y "jurando por mi puta madre" "porque los asturianos somos así", pero hay cierto grupo turístico que sí lo hace, y lo primero que se te viene a la cabeza es el famoso turismo de borrachera de la zona mediterránea, pero va a ser que no.

La inmensa cantidad de este tipo de gente no viene de fuera del país si no que son "movimientos migratorios vacacionales nacionales" generalmente de sur a norte y que suelen llegar especialmente en agosto, removiendo las entrañas del más plantado. Da la sensación de que la zona norte es inhóspita, llena de paletos, ignorantes y timadores que pretenden siempre aprovecharse del veraneante desprevenido, pero...¿realmente es así? Cada zona tiene su aquello. Aquí hablamos asturiano, en Galicia, gallego, en el País Vasco, euskera, pero siempre intentamos comunicarnos de manera que se nos entienda a no ser que la situación se ponga tensa.


Estando en los dos lugares vecinos, hemos llegado a sitios donde la gente entre sí hablaba en sus respectivos idiomas y cuando llegabas tú, te hablaban en español sin ningún tipo de problema. Fuera del país, ¡¡incluso han intentado hablar español con nosotros!!

También he estado del otro lado de la barrera: la hostelería, esa zona de conflicto abierto que sufre cada año en silencio.

No es la primera vez que llega un turista español hablándote en su propio idioma local y cuando le dices que no le entiendes, porque en realidad no le entiendes, te monta un pollo de tres pares de cojones.... ¿Pero?

El pero es que si yo voy a Londres, con mi inglés de mierda, intento comunicarme con los londinenes, en inglés, no intento que ellos hablen español.

Y la cara que te queda.

Luego está el momento "más mejor que nadie".
Ejemplo práctico y reciente:

Turista: Ponnos una tortilla de patata. ¿Cómo es de grande?
Camarera: Pues normal, tamaño plato.
- Pregúntale al cocinero que cuantos huevos lleva, porque los cocineros calculan las cosas así y según los huevos que le eche, es de grande. Y vuelves y me lo dices para que me haga una idea.

Se va la camarera, flipando, y el turista sigue la perorata...

"... es que ¿sabéis? Mis tortillas son las mejores... bla bla bla bla".

Pero tío, si tan cojonudas te salen, ¿para qué vas de vacaciones y pides tortilla? Pide otra cosa, un producto local, que sea la especialidad de la zona, pero no una puta tortilla de patata y encima toques los cojones a la camarera y al cocinero, si al final vas a pedir una tortilla, vas a chupar hasta el plato y no te vas a volver a acordar de la tuya...Pero pero pero... flipando.

Otro ejemplo:

- ¿Tenéis zumo de limón con gas?
Camarera:- Ehhh, tengo kas de limón, de toda la vida.
- Pues trae una botella. Y un zumo de melocotón que al niño le gusta mezclar.
Camarera:- ¿Seguro que queréis hacer eso? - Mala pregunta, cada uno pide y paga lo que le da la gana-.
- Por supuesto, ¿no lo has probado nunca?
Camarera:- No, ni pienso. Vaya gochada....

¿Acaso se espera otra contestación?

Nosotros solemos ir de mochileros, pero nos gusta disfrutar de la gastronomía local. No comemos y cenamos fuera a no ser que sea necesario, y lo del supermercado para un bocadillo, es muy socorrido.

Por el momento comerte un bocata en la playa no es delito y tampoco hace falta un coeficiente muy alto para que te dé para ello.

Tras un arduo día de playa, se te presenta una familia en un restaurante a las seis de la tarde pidiendo comer. La cocina ya ha cerrado a las cuatro y se ofenden porque sus hijos están muertos de hambre y tú, cabrón sin corazón que estás al otro lado de la barra, no les vas a dar de comer...

Pero  pero pero....

O el típico caso de somos 8, ¿nos partes dos pinchos en cuatro trozos cada uno y nos pones un vasito de agua a cada uno para que merendemos todos?

Y todo así.

Yo si no me llega la pela, no salgo de casa. Ni me planto en un restaurante para pedir un menú para 4, -a la niña -el quinto-  le pones un vasito de agua que no tiene mucha hambre-. Como os lo digo.

Ni me voy de vacaciones pegando voces porque quiero que todo mi entorno sepa que estoy ahí, de dónde soy ni que hago una tortilla cojonuda. Ni voy vacilando como un gochu con tirantes de vivir en tal o cual sitio, para luego tan ir de fino y soltar un "...y de postre no tienes algo sano, fruta o algo así?".

Que estás en un bar, chato... Igual tienes suerte y hay melón con jamón en la carta pero claro, el jamón ya no lo querrán porque sube la tensión o a saber la parida.

¿Que alquilas una casa rural en plena naturaleza y te quejas al dueño porque hay un ciervo en el jardín?

Pero... pero... pero...

En resumen, el tema no es el turistéo en sí, si no las formas.

Pedir las cosas con educación, intentar comunicarte, no imponer lo que traes de casa  y crees que es lo correcto, no ir tocando los webos a la peña con lo bien que se hace algo donde tu vives y que aquí es una mierda -¿entonces para qué lo pides, gallu?

Hay momentos en los que te ves en situaciones así, que te resultan tan surrealistas que no dejas de acordarte de aquel famoso restaurante del puerto de Llanes en el que el dueño salió, cogió la mesa y la lanzó al agua tras decirles a los turistas que "aquella mesa no era productiva".

¿Os imagináis cómo tenía el paisano los cojones de hinchados a base de tonterías? Vamos, mínimo caballo del Espartero....

Por lo tanto, un poquito de respeto, subpajarianos, que cada año deseamos más que llegue septiembre para volver a la normalidad de que no nos tomen por monos de feria ni nos vacilen con lo guapo que es el circo en otro lado.

No voy a negar que tenemos especímenes locales así también, pero es que en verano... aumentan exponencialmente los casos y vienen de fuera.

Hay veces que no puedo con tanto glamour, de verdad.

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