martes, 20 de febrero de 2007

Dias eXtraños

Hoy, como no curré de tarde, aproveché para ir de comadreo con las facultativas y cómo no, fuimos a comer. Hacía tiempo que no comía con ellas en Vetusta -3 meses-, así que fuimos a Gascona y ¡sorpresa! Todo hasta la bandera porque claro, menú de carnaval, carnaval... Cuando conseguimos mesa -sin mirar la carta de la puerta- y nos sentamos con las cartas delante, casi me da un pasmo. Empecé a mirar precios en el menú y me entró el tembleque... Si una ensalada mixta vale 17 euros... ¿Cuánto pago por comer? ¿Órgano y medio? Nada, nada, hay que cambiar... Y si le sumo el iva -que los precios venían sin iva- la cosa se ponía aun más tensa. Sinceramente, no sabía que tuviese la cara tan dura. Me levanté, levanté a toda la mesa y al salir, cuando el camarero venía todo lanzado a tomar nota le solté un "no me parece nada bien que los precios vengan sin iva" ante la cara estupefacta de una collacia que flipaba mientras me decía un "pero es que encima le echaste la bronca al camarero". Hombre, no se cómo estará el comer una ensalada en otras partes del mundo, pero 17 euros mas iva por cuatro hojas de lechuga, media rodaja de tomate, cebolla, huevo y bonito, me parece un robo y no está la economía como para ello. Además, un poco más arriba y con un poco más de hambre, por el precio de la ensalada comimos como dios y con postre. Cosas que pasan. Es la segunda vez que me levanto de un restaurante y la anterior había sido por una carta donde ponía "chuletón 60 euros"... Es que estas burradas... Mi religión me las prohíbe...
Cafeteamos y tonta de mi, para una vez que no me cercioro de horarios -hace dos meses que fui a Vetusta y habían cambiado por lo que supuse que seguían siendo los mismos-, llego a la estación a y 20 pensando que salía a y 25 y veo que sale a y 21 y que la cola de la máquina expendedora de billetes es interminable. Carrera hasta el tren, llego muriendo del asma y me siento. ¡Mil y una veces saqué billete y no pasó el revisor! Pero hoy, pasó.
- Llegué corriendo y no me dio tiempo a sacar el billete porque creí que salía el tren a y 25...
- Pues hay que andarse con ojo que son 6'60 €.... - ¡Joooder! Pensé...
- ¿Y si te digo que me subí en El Caleyo? - ahí no hay máquina ni estación donde coger el billete y el precio del trayecto era el mismo... Debió causarle gracia al revisor y me cobró lo normal. Menos mal que hay gente de vez en cuando que tiene cierto grado de humanidad. Un punto para los empleados de cercanías renfe que me sorprendieron hoy gratamente.
En fin, hoy fue un día raro: vi a amigas no vistas desde hace muuucho tiempo, el curso de empresas mejoró notablemente en cuanto a calidad gracias a la persona que da el tema de recursos humanos -y pese que yo no haya podido evitar el tener que explicarle a una mujer de las presentes que contratar a toda la plantilla como becarios es una lacra social y aceptar un curro multifunción en contrato en prácticas sin asegurar es prostitución laboral- y el trayecto pese a mi error de cálculo, siguió costando 1'80 €. Es la alegría de las pequeñas cosas y la cara como una chapa -¿Será de la nueva hidratante? ¿De la cercanía de los 30? Ni idea...-.

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