Un día de viento
Hay días en los que uno no debería levantarse de la cama, pero si lo hace y descubre que una vez más en menos de tres semanas vuelve a tener la garganta hecha un asco y fiebre -debe ser cosa de pasar de 8 grados a 21 en cuestión de horas-, puede pasar cualquier cosa.
Hace un viento de la hostia, parece que va a jarriar agua en breves. Haces la compra a toda mecha maldiciendo el tener garganta. Vas a pagar y te dice la cajera:
- Ya me podías decir donde regalan estos billetes, que hoy toda la mañana me los llevan dando.
- Pues a mi me lo regalaron los Reyes Magos...
- ¿Y no te da pena gastarlo en comida?
- Pues no: o comes o te comes lo que compres con el billete...
Y sales por la puerta con cara de extrañeza. Vas a por el pan. Una cola de tres pares... y tú al final. Ves que comienza a llegar gente que pasa de la cola y se coloca delante del todo. Salta el tic y piensas eso de "estoy muriendo en esta cola y la gente se cuela. Que alguien me de un arma, que provoco una masacre o mejor, empiezo a escupir y le pego la peste a todo el mundo". Pero no, sigues esperando y cuando te das cuenta estás en medio de una cola tremenda. Y empiezas a notar presión en tu bolsa de la compra y bolso.
Miras atrás y hay una tierna viejecita. Miras hacia adelante y sigues intentando no caer al suelo de la mierda del catarro. Cada vez más presión. Piensas "¿me querrá robar la cartera la paisana?" y toses con todas tus ganas mientras meneas toda tu compra y toda tú a ver si la señora se cosca de que estás ahí. Y cuando te das cuenta la tienes subida a la chepa. Menos mal que por fin llega tu turno.
- Buenos días, ¿qué le pongo?
- Ponme un valium, digo una barra.
Yo es que no me explico qué le pasa al prototipo de mujer de pasados los 70 que tiene que guardar una cola: siempre se acaba subiendo encima de uno de tanto empujar. ¿Sus motivos posibles?
Y como hay días en los que no se aguanta ni uno mismo, como para más aguantar a una señora que quiere que la lleven a burro, para la próxima tengo preparada una frase. Me volveré al segundo empujón y le susurraré al oído:
Todo sea que sea ese el motivo por el cual las señoras mayores de 70 años te empujan en las colas: quieren guerra.
Hace un viento de la hostia, parece que va a jarriar agua en breves. Haces la compra a toda mecha maldiciendo el tener garganta. Vas a pagar y te dice la cajera:
- Ya me podías decir donde regalan estos billetes, que hoy toda la mañana me los llevan dando.
- Pues a mi me lo regalaron los Reyes Magos...
- ¿Y no te da pena gastarlo en comida?
- Pues no: o comes o te comes lo que compres con el billete...
Y sales por la puerta con cara de extrañeza. Vas a por el pan. Una cola de tres pares... y tú al final. Ves que comienza a llegar gente que pasa de la cola y se coloca delante del todo. Salta el tic y piensas eso de "estoy muriendo en esta cola y la gente se cuela. Que alguien me de un arma, que provoco una masacre o mejor, empiezo a escupir y le pego la peste a todo el mundo". Pero no, sigues esperando y cuando te das cuenta estás en medio de una cola tremenda. Y empiezas a notar presión en tu bolsa de la compra y bolso.
Miras atrás y hay una tierna viejecita. Miras hacia adelante y sigues intentando no caer al suelo de la mierda del catarro. Cada vez más presión. Piensas "¿me querrá robar la cartera la paisana?" y toses con todas tus ganas mientras meneas toda tu compra y toda tú a ver si la señora se cosca de que estás ahí. Y cuando te das cuenta la tienes subida a la chepa. Menos mal que por fin llega tu turno.
- Buenos días, ¿qué le pongo?
- Ponme un valium, digo una barra.
Yo es que no me explico qué le pasa al prototipo de mujer de pasados los 70 que tiene que guardar una cola: siempre se acaba subiendo encima de uno de tanto empujar. ¿Sus motivos posibles?
- Tiene frío y se arrima a ver si le das calor.
- Tiene prisa y empuja a ver si la cosa va mas rápido.
- Tiene prisa y empuja a ver si te largas y pasa ella delante.
- Tiene ganas de tocarte los cojones y por eso te empuja, o lo piensas tú que estás que no te aguantas.
Y como hay días en los que no se aguanta ni uno mismo, como para más aguantar a una señora que quiere que la lleven a burro, para la próxima tengo preparada una frase. Me volveré al segundo empujón y le susurraré al oído:
"Oiga, como no deje de frotarse así, me va a poner cachonda".
Todo sea que sea ese el motivo por el cual las señoras mayores de 70 años te empujan en las colas: quieren guerra.
Etiquetas: Diarreas mentales
3 Comments:
Pues si... la verdad es que coincidir haciendo la compra con mjeres mayores de 70 años... es un poco desesperante!!!!
Por cierto, ¿Cuál es tu mail para mandarte mi dirección?
Pues sí ;-)
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