Morderse los codos
Morderse los codos tras haber acabado con las uñas y los dedos, no es nada. Algunos se muerden la espalda y eso ya es difícil.
Crisis Sheldon.
Ya tardaba en volver a suceder. No hay nada más jodido que pensar de uno mismo que no es capaz ni tan siquiera de freír un huevo.
Menos mal que la hipocrondría y las crisis existenciales llegan a conocerse casi tanto como la palma de la mano y se sabe que tarde o temprano acaban yéndose.
Ya tardaba en volver a suceder. No hay nada más jodido que pensar de uno mismo que no es capaz ni tan siquiera de freír un huevo.
Menos mal que la hipocrondría y las crisis existenciales llegan a conocerse casi tanto como la palma de la mano y se sabe que tarde o temprano acaban yéndose.
Etiquetas: exorcismos, retazos de mi vida
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