Mismamente
Lo mejor que ha aportado internet es poder acceder a cosas lejanas como si las tuvieras al lado de casa.
Lo peor, que te das cuenta de la clase de gente que habita el país donde vives, y que, salvo honrosas excepciones, son básicamente "lo peor".
Muchas veces me imagino que si tuviera un negocio, lo ideal sería velar por los intereses de los clientes y que todo saliera perfecto, más que nada porque serían ellos al fin y al cabo quienes te darían de comer alimentando tu empresa. Desgraciadamente aquí las cosas no funcionan así y la prueba es el punto comparativo: lo que te pasa cuando compras fuera.
Ya van dos casos cuanto menos curiosos: hace años hicimos un pedido masivo de libros a una conocida librería online. Uno de los paquetes no llegó y tras ponernos en contacto con ellos, nos mandaron de nuevo todo lo que había en el paquete sin coste alguno. Tiempo después, el paquete perdido llegó y, tras ponernos de nuevo en contacto, básicamente nos dijeron que nos quedásemos los libros porque era más caro devolverlos.
Uno, como españolito típico de a pie, de esos acostumbrados a la picaresca, se queda a cuadros, porque si esto pasa aquí... mejor no imaginarlo, o tal vez sí: lo primero, pierdes la pasta de los libros y los libros. Lo segundo, ¿ponerse en contacto? ¿Qué será eso?
Otra vez de las de dejar a uno con la boca abierta pasó hoy. Hace más de un mes se realizó un pedido y fueron poco a poco llegando las cosas -envía material propio y de vendedores asociados-, pero un libro no llegaba. Volvimos a ponernos en contacto y recibimos varios correos dándonos las gracias por la paciencia y ya como última solución, ofreciéndonos ¡¡¡la devolución del dinero!!!
Hoy llegó el libro y de nuevo surge esa pregunta de ¿cómo puede ser que la gente fuera del país funcione tan bien, mejor dicho, funcione como debería funcionar cualquier negocio digno que se precie, y que aquí dentro sea de agradecer encontrarse a alguien que funcione como debería?
Si es que lo de la picaresca española es cosa de la literatura del XVII-XVIII y seguirá viva aquí por muchos años.
A veces, me gustaría vivir en un país donde no haya tanto listo aprovechado y donde la gente sea un poco más decente, o al menos tenga un poquito de moralidad y respeto, por los demás y por si misma.
Lo peor, que te das cuenta de la clase de gente que habita el país donde vives, y que, salvo honrosas excepciones, son básicamente "lo peor".
Muchas veces me imagino que si tuviera un negocio, lo ideal sería velar por los intereses de los clientes y que todo saliera perfecto, más que nada porque serían ellos al fin y al cabo quienes te darían de comer alimentando tu empresa. Desgraciadamente aquí las cosas no funcionan así y la prueba es el punto comparativo: lo que te pasa cuando compras fuera.
Ya van dos casos cuanto menos curiosos: hace años hicimos un pedido masivo de libros a una conocida librería online. Uno de los paquetes no llegó y tras ponernos en contacto con ellos, nos mandaron de nuevo todo lo que había en el paquete sin coste alguno. Tiempo después, el paquete perdido llegó y, tras ponernos de nuevo en contacto, básicamente nos dijeron que nos quedásemos los libros porque era más caro devolverlos.
Uno, como españolito típico de a pie, de esos acostumbrados a la picaresca, se queda a cuadros, porque si esto pasa aquí... mejor no imaginarlo, o tal vez sí: lo primero, pierdes la pasta de los libros y los libros. Lo segundo, ¿ponerse en contacto? ¿Qué será eso?
Otra vez de las de dejar a uno con la boca abierta pasó hoy. Hace más de un mes se realizó un pedido y fueron poco a poco llegando las cosas -envía material propio y de vendedores asociados-, pero un libro no llegaba. Volvimos a ponernos en contacto y recibimos varios correos dándonos las gracias por la paciencia y ya como última solución, ofreciéndonos ¡¡¡la devolución del dinero!!!
Hoy llegó el libro y de nuevo surge esa pregunta de ¿cómo puede ser que la gente fuera del país funcione tan bien, mejor dicho, funcione como debería funcionar cualquier negocio digno que se precie, y que aquí dentro sea de agradecer encontrarse a alguien que funcione como debería?
Si es que lo de la picaresca española es cosa de la literatura del XVII-XVIII y seguirá viva aquí por muchos años.
A veces, me gustaría vivir en un país donde no haya tanto listo aprovechado y donde la gente sea un poco más decente, o al menos tenga un poquito de moralidad y respeto, por los demás y por si misma.
Etiquetas: crónica social, exorcismos
2 Comments:
Recuérdeme que un día te cuente la anécdota el aparcamiento en Finlandia.
Comparto tú opinión, a mí también me molesta mucho vivir en un país tan poco formal. Siempre pienso que si la inventiva que ponemos en hacer la pirula la pusíeramos en hacer las cosas bien otro gallo nos cantaría.
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