Hablar por no ladrar y otras femineidades
Y es que lo mejor de la blogosfera es que hay de todo y de todo se puede hablar o escribir. Por ejemplo, me encuentro vía el habitual Meneame con la “noticia” de ¿Por quién salivan las linuxeras? y se me plantean -de golpe- dos cuestiones. La primera es por qué es un tema tan sumamente llamativo este, que plantea el por quién se le cae la baba a una mujer. Pero luego está la puntualización: linuxera y es cuando me surge la mayor duda. Coime, ¿es realmente raro que una tía use otra cosa que no sea un güindous y además que le gusten los hombres? Luego vi el post y me surgieron muchas más dudas. El pavo en cuestión es como Carlos Núñez pero debe tocar otras gaitas. Físicamente es horripilantemente horripilante, pero para gustos, colores. Y luego están los motivos de esta “¡¿¿fémina?!?” y la sarta de comentarios de detrás, que no sé qué tiene más miga. Perlas de tipo de “Mark tiene todos los ingredientes para que convertirse en el sex symbol de una nueva generación de mujeres -¿ciegas?- comprometidas con los ideales del Software Libre. Atrás quedaron George Clooney y demás morralla superficial -pffff-. Mark tiene todo lo que una buena linuxera desearía en un hombre -¿un buen ****?-.” que hacen que me tiemblen las patas de la risa. Osea, que la mujer-usuaria-de-software-libre es un grupo raro, autorreconocida, comprometida y con ideales -what?- que le tira de un webo que quien duerma con ella sea exteriormente como Cuasimodo, aunque claro, tiene todo lo que se necesita: léase pasta, fama, y encima hasta hace poco regalaba cds... qué majo, qué bueno es que lo da todo...
No es que yo brille por mi lado femenino, pero sé que soy una mujer, aunque a veces este hecho me toque lo que no tengo y me haga odiar los anuncios de compresas alucinógenas y mis días premenstruales sean dignos de la cólera de dios. En el fondo somos todas iguales, aunque algunas monas se vistan más de seda que otras. Que no, bonita, que no. Que si eres una mujer ni ideales ni otras zarandajas, que lo primero que ves cuando se te pone un tío delante -y dudo que a este lo hayas tenido alguna vez a 100 metros- es el físico. Que en el fondo somos igual de animales que los otros. Así, aunque suene muy vulgar. ¿Por qué? Porque por los ojos entra todo y no seas cuentista, que luego están otras cuestiones como los ideales y el interior. Que te acabes colgando de un pavo por buena persona, vale, pero a primera vista y sin conocer de nada es lo superficial lo que convence. Aunque claro, que si esa superficie viene decorada con viajes a la luna y abanderamientos filosóficos... ¡Que no! Que o no eres una mujer de las de XX, o mientes más que escribes o le viste los números de la cuenta corriente -que será lo más probable-.
Y luego recapacito, y conociendo a las que conozco ligadas al mundillo con ideales postvegetarianos que permiten comer jamón de pata negra y centollos, no me extraña nada de nada. Ni que se extinga la especie. ¿Seré yo la rara, que me cae la baba por un tío curioso, encamisado, recién salido de la ducha, afeitadín y con colonia? ¿Y si encima lleva americana? No te digo lo que me cae...
¡Dios, qué superficial soy!
No es que yo brille por mi lado femenino, pero sé que soy una mujer, aunque a veces este hecho me toque lo que no tengo y me haga odiar los anuncios de compresas alucinógenas y mis días premenstruales sean dignos de la cólera de dios. En el fondo somos todas iguales, aunque algunas monas se vistan más de seda que otras. Que no, bonita, que no. Que si eres una mujer ni ideales ni otras zarandajas, que lo primero que ves cuando se te pone un tío delante -y dudo que a este lo hayas tenido alguna vez a 100 metros- es el físico. Que en el fondo somos igual de animales que los otros. Así, aunque suene muy vulgar. ¿Por qué? Porque por los ojos entra todo y no seas cuentista, que luego están otras cuestiones como los ideales y el interior. Que te acabes colgando de un pavo por buena persona, vale, pero a primera vista y sin conocer de nada es lo superficial lo que convence. Aunque claro, que si esa superficie viene decorada con viajes a la luna y abanderamientos filosóficos... ¡Que no! Que o no eres una mujer de las de XX, o mientes más que escribes o le viste los números de la cuenta corriente -que será lo más probable-.
Y luego recapacito, y conociendo a las que conozco ligadas al mundillo con ideales postvegetarianos que permiten comer jamón de pata negra y centollos, no me extraña nada de nada. Ni que se extinga la especie. ¿Seré yo la rara, que me cae la baba por un tío curioso, encamisado, recién salido de la ducha, afeitadín y con colonia? ¿Y si encima lleva americana? No te digo lo que me cae...
¡Dios, qué superficial soy!
Por esto me babo yo... x-D~~~
Etiquetas: Diarreas mentales
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