Maneki neko

Viendo como ando últimamente, sólo me queda encomendarme a tradiciones japonesas a ver si soluciono algo. De mano haciendo el animalín hoy con arcilla, algo mejoró ya la cosa.

Dicen las leyendas que en un templo perdido de un lugar perdido, un monje pobre compartía con un gato lo poco que tenía. Un día, en una gran tormenta, un rico se refugió bajo un árbol frente a un destartalado templo. De dicho templo, un gato asomo y con la pata al adinerado llamó. Y este con curiosidad siguió al gato y se refugió en el templo. Nada más llegar al templo, un rayo del cielo se descargó contra el árbol que antes le daba cobijo y en agradecimiento a la llamada del gato, el adinerado caminante proveyó de todo lo que necesitaron para siempre a los ahora dichosos monje y gato.
Y como me encantan las historias de este tipo, me hice uno y coloqué otro en mi blog, alejando a malos espíritus y e invitando a entrar al visitante inesperado.
Cuando seque mi arcilloso amigo y lo pinte, por aquí lo pondré, pero quedará algo tal que el de la imagen: un gatín molón :-)