Raciocinio humano

Si media población hispánica vio ayer House, la otra media vio el bodrio que pusieron en la primera.
Del total resultante de las dos mitades, seguro que absolutamente todos se enteraron de cuanto vale un café según nuestra cabeza presidencial -yo no, el otro-. Algún tanto por ciento pensó en ir a tomar el café a donde lo toma el que dio el precio, algún otro tanto por cierto pensó que este señor hace años que no paga un café en un bar y alguna persona en concreto rebajó los precios de sus cafés en lo que parece ser un alarde de inspiración: si es vuestra creencia, aquí el café a 80 céntimos -en honor al presidente-...
Toda mi vida pensé -y más después del curso de creación de empresas- que el precio de un producto lo componen determinados factores y que lo que no se puede hacer es tirar los precios porque lo que tiras es tu economía financiera. Pero mirándolo por otro lado, este señor aprovechó un fi lón de oro publicitario: ¡Cafés a precio presidencial!...
No se si admirarlo por su listura al aprovechar tal tirón, o llamarlo tonto del culo por estar perdiendo dinero :-?

Por cierto, en la máquina de cafés de Valnalón, 35 ¢. ¿Hará alguien un homenaje al café obrero? Lo dudo mucho.