martes, 29 de julio de 2008

Ayalga

Fresquito y reflejando, que no coleando. Ya no me aguantaba. Sólo le faltan unos retoques en el agua y los pies del ventolín y repasar unas transparencias y, para mi, esto está listo. Bueno y el barniz que eliminará todos esos brillos también falta.



Esto es enorme, menos mal que Iván tiene coche para poder llevárselo porque este sí que no lo entrego en mano x-D



Indudablemente, no es el tipo de pintura que se lleva hoy en día, pero a mi me gusta. Sospecho que prefiero guiar lo que quiero mostrar a dejarlo todo en manos de la imaginación de quien mira.

También me siguen fallando las sombras, pero estoy empezando a pensar que no son necesarias -al margen de que son un defecto técnico que creo que subsanaré algún día-.

¿Por qué?

Fácil: porque las leyendas y los sueños son posibles sin ellas ;-)

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2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me gusta mucho, mucho. Siempre es mejor que el pintor guie porque así sabes realmente en lo que has defijarte... A veces pienso que si algunos autores escuchasen ciertas sandeces sobre sus cuadros se reirían bien de ellos xDDD

30 de julio de 2008, 17:34  
Blogger Hiroshige said...

Bueno, ya sabes como son esas cosas: el pintor puede decir algo pero es el crítico el que dice lo que le pasa por la cabeza, aunque en el fondo debería de ser quien lo ve quien decida.

5 de agosto de 2008, 10:25  

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