jueves, 10 de julio de 2008

Del médico a la persona

Siempre nos acordamos de lo malo en estos casos, no hay duda. Pero hoy hay motivos para ir al hospital y coger a uno de los que se llaman médicos por el cuello de la camisa.
Dicen que este hospital que tenemos es de lo mejorcito y no lo pongo en duda ya que vi casi milagros hechos por hombres en mi propia madre, aunque en la misma persona vi escarnios. El último fue el de hoy y es tan sencillo como que no puedes llamar de todo a un paciente y tratarlo como una mierda por intentar evitar un poco de su dolor.
Sospecho que para ser cirujano hay que ver bien o usar gafas para corregir posibles defectos visuales, pero cuando uno de estos médicos le tiene que extirpar a alguien una pelota de la espalda -aunque sea un mero bulto de grasa- debería tener en cuenta otros factores, como que la persona lleve muletas y esté a punto de quedarse en una silla de ruedas, que tenga prótesis en cadera, rodilla y tobillo, una artrosis que mete miedo en las manos y tendinitis tremendas en los hombros de tanto forzar los brazos que son lo único que le queda medianamente bien. O le quedaban.

Que te venga un gilipollas tratándote como una mierda cuando intentas evitar joder lo poco que te queda sin dolor en el cuerpo acudiendo a atención al paciente -que sospecho que está ahí para algo-, es como para coger a ese señor, que merecería más el apelativo de mierda humana, y condenarlo a tener al menos un día el dolor que sufre esta mujer.

Hay muchos médicos y mucho personal sanitario, pero los que son personas quedan empequeñecidos por los que son animales y el Hospital Valle del Nalón, por muchas menciones honoríficas que reciba, se acerca mucho a un zoológico en lo que a su personal médico se refiere.

Ojalá tenga este señor la suerte de nunca estar como esta mujer.

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5 Comments:

Blogger Cannnela said...

Reclamación!!!
Yo ultimamente me he hartado de ir por la vida como una imbecil sintiéndome culpable y aguantando los malos humos de la gente. No paso ni una. Si no haces bien tu trabajo reclamación al canto con nombres y apellidos y no me vale lo de un mal día lo tiene cualquiera porque a mí en mi trabajo no me pasan el mal día por alto, me exigen una serie de normas que tengo y debo cumplir me duelan los ovarios, haya discutido con mi novio o esté cansada. Y ese señor por mucha carrera que tenga y mucha experiencia ante todo tiene que tener tambien educación, sensibilidad y paciencia porque trabaja de cara al público por muy cirujano que sea, le guste o no.
Se nota que yo tambien ando quemada con el sistema de sanidad... no?

10 de julio de 2008, 14:02  
Anonymous Anónimo said...

Pues estoy completamente de acuerdo con las dos. Nosotros tenemos que sufrir la incompetencia del taller oficial de Ford donde los que saben son los mecánicos y el resto son comerciales ineptos que no tienen idea de nada.

Ahora nos quieren cobrar una semana de parking porque, a pesar de llevar todo el día llamando para ver qué pasaba con el coche y ellos sabiendo que mañana nos íbamos de viaje, no nos han informado.

Cuando vuelva, no sólo reclamación sino que se atrevan a mentarme el pagar por su incompetencia que iré también a consumo.

Por otro lado, ojalá éste médico sí sufra un día del dolor de esa mujer y que encima pasen de él.

11 de julio de 2008, 21:49  
Blogger Hiroshige said...

Cannnela, sí que se nota, pero es que hay veces que te preguntas cómo está ahí es gente.

Velice, muchas veces pienso que todos los inútiles me tocan a mi, pero ya veo que la cosa se reparte...

14 de julio de 2008, 22:38  
Blogger Laurix said...

puf no sé si las reclamaciones sirven para algo. Sólo sé que "mi" experiencia me ha hecho pensar que cuanto más lejos dé los médicos mejor, y que a veces con razón les llaman "matasanos".
Mi único consuelo es pensar las cosas que hacen queden en su conciencia, aunque a veces eso también me plantea dudas...

16 de julio de 2008, 11:57  
Blogger Hiroshige said...

A mi madre le tocó uno al que le quedó el nombre de "el carnicero" porque llevaba bata blanca llena de salpicones sanguinolentos, no te digo más.

16 de julio de 2008, 12:53  

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