lunes, 7 de julio de 2008

Dinamismo de un perro con correa


Giacomo Balla, Dinamismo de un perro con correa, 1912.

Hasta fechas actuales y partiendo de este Futurismo, aun no nos hemos dado cuenta de los derroteros tan horripilantes que ha tomado el arte que inunda nuestras vidas.
Estaría la exaltación de la máquina frente a lo que apenas unas décadas antes habían postulado las Arts and Crafts del por qué el hombre debía de sufrir objetos -y arte por ende- feos derivados del uso de maquinaria para su confección, llegando el extremo de esa adoración de la máquina a afirmaciones tales como que las casas eran máquinas para vivir -Le Corbusier-.

En el fondo, las ideas y los postulados siempre son buenos, pero es la práctica la que falla.

Desde Metrópolis a obras de hoy en día, ese futurismo como adoración al progreso y a la máquina, sigue presente. Indiscutiblemente, es una cuestión de gustos decir que algo es feo o no, pero ¿por qué es siempre hacia la faceta horrible a la que se decanta nuestra producción artística?

Si el arte es el producto de una época y en cierta medida la refleja, ¿qué se pensará en el futuro de los seres que vivieron en este momento y dejaron las creaciones actuales?

Al lado de todo esto, el dinamismo del perro con correa de Balla, posee un sentido más cierto y loable de lo que surgirá hoy en día, casi 100 años después.

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