Agujeros negros y otras estrellas decadentes
Siempre llama la atención esa cosa de las supersticiones y el contacto de otros mundos con este nuestro. Muchas veces oí eso del aura y sus colores, y, como si de una aburrida hacedora compulsiva de test fuese, siempre me pregunté eso de... si tuviera aura, ¿de qué color sería?
Pues no lo sé, pero lo que sí sé es que hay gente que la tiene de un negro tan profundo que la luz que pueda circundarlos queda atrapada como si de un agujero negro se tratase.
Sería estúpido pensar que todo el mundo es bueno o que todo el mundo es malo, porque nada es o blanco o negro y los medios tonos están siempre ahí, agazapados entre la luz y la oscuridad. Pero... ¿cómo puede haber gente cuyo único entretenimiento sea acabar con las esperanzas del prójimo sin tener el más mínimo remordimiento? ¿Qué trabajo cuesta decirle a alguien, sin más, que algo está bien o simplemente realizar una miserable llamada de teléfono para preguntar por su ausencia o su salud? No cuesta nada. No es una cuestión de hipocresía, si no pura educación y ausencia de maldad.
Maldad es una palabra muy fuerte. ¿Puede uno ser malvado sin saberlo? ¿Puede uno ejercer la maldad sin darse cuenta? A veces pienso que la gente no puede ser tan imbécil como para no darse cuenta de que ciertos comentarios, o la ausencia de ellos, producen heridas más profundas que las del cuchillo más afilado. Y lo peor de todo, se muestran como incautos inocentes u ofendidos cuando el herido se queja del dolor.
No sé de qué color tendré el aura, pero sospecho que la de algunos debe de ser fluorescente como esas lámparas para mosquitos en una noche calurosa de verano: todos los bichos van a parar a ellos, sean mosquitos, moscas cojoneras o simples polillas nocturnas.
La pena es que, al igual que esas lámparas, no se den descargas mortales.
Pues no lo sé, pero lo que sí sé es que hay gente que la tiene de un negro tan profundo que la luz que pueda circundarlos queda atrapada como si de un agujero negro se tratase.
Sería estúpido pensar que todo el mundo es bueno o que todo el mundo es malo, porque nada es o blanco o negro y los medios tonos están siempre ahí, agazapados entre la luz y la oscuridad. Pero... ¿cómo puede haber gente cuyo único entretenimiento sea acabar con las esperanzas del prójimo sin tener el más mínimo remordimiento? ¿Qué trabajo cuesta decirle a alguien, sin más, que algo está bien o simplemente realizar una miserable llamada de teléfono para preguntar por su ausencia o su salud? No cuesta nada. No es una cuestión de hipocresía, si no pura educación y ausencia de maldad.
Maldad es una palabra muy fuerte. ¿Puede uno ser malvado sin saberlo? ¿Puede uno ejercer la maldad sin darse cuenta? A veces pienso que la gente no puede ser tan imbécil como para no darse cuenta de que ciertos comentarios, o la ausencia de ellos, producen heridas más profundas que las del cuchillo más afilado. Y lo peor de todo, se muestran como incautos inocentes u ofendidos cuando el herido se queja del dolor.
No sé de qué color tendré el aura, pero sospecho que la de algunos debe de ser fluorescente como esas lámparas para mosquitos en una noche calurosa de verano: todos los bichos van a parar a ellos, sean mosquitos, moscas cojoneras o simples polillas nocturnas.
La pena es que, al igual que esas lámparas, no se den descargas mortales.
Etiquetas: Diarreas mentales, preguntas al viento
2 Comments:
Uf, Hiro, yo que cada vez creo menos, aún sigo creyendo el la capacidad de hacer el bien y que este algún día vuelva... así me va a veces... pero no todo el mundo actúa así, o de la manera que esperamos, aunque no quieran "hacer el mal", ten paciencia y quédate con lo bueno y "los buenos" si puedes, e intenta pasar de lo negativo.
Yo sé y me doy cuenta de que hay muy buena gente que me rodea, aunque esté lejos o nunca nos hayamos visto ;)
Lo malo es que por mucho que intentes pasar de lo negativo, siempre vuelve y por mucho que tú intentes hacer las cosas bien, da la sensación de que no puedes más. Es horrible :-(
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