Putti
Toda la vida, bueno más bien toda la carrera, estuve rodeada del dicho de que pintar niños era lo más difícil del mundo mundial, hasta tal punto era difícil la cosa que los grandes -no tan grandes- del renacimiento hacían reducciones jíbaras y pintaban pequeños paisanos en lugar de niños, pero ¿realmente es tan difícil?
Ayer en una hora muerta esbocé casi al completo el friso de esta puerta, toda ella repleta de putti y, aunque aun falta que se seque un poco la pintura para poder modelar las caras y darle un poco de color marmoreo al asunto, se podría decir -y mirando un poco de lejos, claramente- que para ser de mis "primeros niños" tienen buen aspecto: básicamente el secreto es redondear las formas y darles un toque inflado a todas las partes del cuerpo, vamos lo que la seguridad social diría hoy en día que "son menores excesivamente obesos" y te quitaría la custodia por insalubridad del crío...
Tras terminar el asunto, y contemplarlo de lejos y de cerca como media hora, llegué a la conclusión de que esa perfección buscada en el modo pictórico no existe y es simplemente un engaño del truco más famoso de la historia del arte: la llamada persistencia retiniana tan renombrada en los manuscritos de la pintura impresionista y que básicamente vienen a decir que las formas precisas no se consiguen cuanto más precisa sea la línea de su dibujo, si no que el ojo las concibe en base a la mezcla de manchas de color próximas dentro de la retina -al margen del tema del movimiento que también explica ese artículo de la Wikipedia-. La explicación sencilla de ese fenómeno es mirar a algo y cerrar los ojos. Aún así seguirá presente en ellos unos segundos.
Parece una cuestión mágica pero eso hace que las manchas, sin más, conformen las formas y lo que en apariencia y mirado de cerca no deja de ser más que una cacofonía cromática, mirado a cierta distancia produce el milagro de la forma volumétrica si la mezcla está bien conseguida.
No hace tanto que pinto a color, a lápiz y boli todos los márgenes de mis libretas y apuntes confirman que, desde que los uso, dibujo. Tal es el engaño al que nos lleva la pintura que estaba convencida pese a la multitud de obras vistas que había algo erróneo en lo que pintaba, que no alcanzaba la forma plena en base al color. Ayer encontré el por qué: básicamente todas las imágenes que tenemos de los grandes cuadros de la historia son reducciones de obras realizadas a una escala muy superior a la real, lo que hace que su dibujo sea mucho más preciso y la mancha no se aprecie -me refiero a pintura figurativa del renacimiento, barroco, neoclasicismo, romanticismo, simbolismo y todas las corrientes en las que impera un cierto "academicismo" o realismo de la imagen representada-. Un ejemplo son Las Espigadoras de Millet: precioso a este tamaño, pura mancha a sus 84 x 111 centímetros. Aunque el engaño supremo lo consiguieron los puntillistas donde sí que se aprecia la forma en función de la mancha, como ejemplo esta obra que mirada de cerca son simples puntos y desde cierta distancia, un retrato.
Lo que más me toca la moral es que después de conseguir discernir todo este asunto ayer y pintar esa pila de críos, cada día que pasa me siento un poco más inútil y cada vez más me pregunto el "y ahora ¿qué?".
Está claro que encontré en la pintura algo que me encanta y hasta parece que por fin le da sentido a tantos años de estudio de Historia del Arte, con mayúsculas, pero ¿me servirá esto para algo al margen de perder el tiempo? ¿Es realmente tiempo perdido?
Lo más curioso de todo es una conversación telefónica que tuvo lugar hará apenas unos cuatro o cinco años:
- Oye, esto del óleo es una mierda, no hay manera de esparcer la pintura ni pa dios. Es muy densa.
- Claro, bestia, hay que diluirla con aguarrás...
- Vaya, voy a probar.
Tanto manual de técnica artista y tanta teoría para ésto x-D
Tras terminar el asunto, y contemplarlo de lejos y de cerca como media hora, llegué a la conclusión de que esa perfección buscada en el modo pictórico no existe y es simplemente un engaño del truco más famoso de la historia del arte: la llamada persistencia retiniana tan renombrada en los manuscritos de la pintura impresionista y que básicamente vienen a decir que las formas precisas no se consiguen cuanto más precisa sea la línea de su dibujo, si no que el ojo las concibe en base a la mezcla de manchas de color próximas dentro de la retina -al margen del tema del movimiento que también explica ese artículo de la Wikipedia-. La explicación sencilla de ese fenómeno es mirar a algo y cerrar los ojos. Aún así seguirá presente en ellos unos segundos.
Parece una cuestión mágica pero eso hace que las manchas, sin más, conformen las formas y lo que en apariencia y mirado de cerca no deja de ser más que una cacofonía cromática, mirado a cierta distancia produce el milagro de la forma volumétrica si la mezcla está bien conseguida.
No hace tanto que pinto a color, a lápiz y boli todos los márgenes de mis libretas y apuntes confirman que, desde que los uso, dibujo. Tal es el engaño al que nos lleva la pintura que estaba convencida pese a la multitud de obras vistas que había algo erróneo en lo que pintaba, que no alcanzaba la forma plena en base al color. Ayer encontré el por qué: básicamente todas las imágenes que tenemos de los grandes cuadros de la historia son reducciones de obras realizadas a una escala muy superior a la real, lo que hace que su dibujo sea mucho más preciso y la mancha no se aprecie -me refiero a pintura figurativa del renacimiento, barroco, neoclasicismo, romanticismo, simbolismo y todas las corrientes en las que impera un cierto "academicismo" o realismo de la imagen representada-. Un ejemplo son Las Espigadoras de Millet: precioso a este tamaño, pura mancha a sus 84 x 111 centímetros. Aunque el engaño supremo lo consiguieron los puntillistas donde sí que se aprecia la forma en función de la mancha, como ejemplo esta obra que mirada de cerca son simples puntos y desde cierta distancia, un retrato.
Lo que más me toca la moral es que después de conseguir discernir todo este asunto ayer y pintar esa pila de críos, cada día que pasa me siento un poco más inútil y cada vez más me pregunto el "y ahora ¿qué?".
Está claro que encontré en la pintura algo que me encanta y hasta parece que por fin le da sentido a tantos años de estudio de Historia del Arte, con mayúsculas, pero ¿me servirá esto para algo al margen de perder el tiempo? ¿Es realmente tiempo perdido?
Lo más curioso de todo es una conversación telefónica que tuvo lugar hará apenas unos cuatro o cinco años:
- Oye, esto del óleo es una mierda, no hay manera de esparcer la pintura ni pa dios. Es muy densa.
- Claro, bestia, hay que diluirla con aguarrás...
- Vaya, voy a probar.
Tanto manual de técnica artista y tanta teoría para ésto x-D
Etiquetas: apaños, arte, artesanía, Diarreas mentales, momentos inspirados, retazos de mi vida
2 Comments:
je je, por cierto muy guapos tus gordis...
Hola guapa, lo de los collares gatunos en mi caso se los pongo desde muy pequeñitos y todos los gatos que he tenido han llevado collar, nunca he tenido problemas con esto. petonets
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