viernes, 10 de julio de 2020

El humano tras la máquina

Cuan imperfecta en su perfección es la máquina y cuan perfecto en su imperfección es el humano.

Muchas veces me pregunto cómo será todo el día en que, tras la máquina, no haga falta un humano y las respuestas a las que llego no dejan de sorprenderme: todo será igual.

Cinco meses hace ya que ayudamos a las máquinas a levantarse.
Cinco meses en los que surgen las dudas del no puedo, no sé, no debería... Pero ¿quién puede, sabe o debe?

Nadie. Sólo somos un engranaje más de una máquina imperfecta en su camino a la imperfección.

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