martes, 6 de marzo de 2007

Pequeños detalles que te hacen la vida un poco más feliz

Hoy el destino me ha sorprendido gratamente. Una moza que viene conmigo al curso me pidió un libro para su hermana que es historiadora y guía turística. He regalado muchos libros por motivos institucionales a gente que no les mirará ni la tapa y en este caso creo que no sólo lo van a leer si no que lo van a disfrutar. Vivieron en la Joécara, por lo que la parte dedicada a dicha barriada seguro que les encanta. Decidí dárselo porque no todos los días puede ser uno altruista con algo propio y además, si el receptor del motivo es alguien que realmente va a disfrutar con ello -y no alguien que te pide uno, luego dos, luego cuatro-, la satisfacción es doble. Me pidió uno. Más bien intentó comprármelo y me negué en rotundo. Y hoy me llegó la pobre mujer, después de que le dijera varias veces que no era ejemplar de venta y ella intentase pagármelo, con un juego de café precioso y me quedé de piedra. Normalmente la gente no suele ser agradecida con las cosas que se le dan. Normalmente, si por voluntad propia doy algo, no espero nada de la otra persona. Pero cuando esta otra persona tiene un gesto como el de esta mujer, te presta por la vida. Muchas gracias Estela. Espero que a tu hermana le guste tanto mi libro como a mí me gustó tu regalo ;-)

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