jueves, 9 de septiembre de 2010

El desdichado pequeñoburgués

¡Qué cosas tiene esta vida!

Se las pasa uno creyendo que es una hormiga obrera más de esa sociedad trabajadora en la que creció y se educó y, un buen día, le dicen que es lo que durante tantos años ha denostado: un pequeñoburgués.

La cosa es contradictoria cuando siempre se ha trabajado. Tu padre trabajó, tu madre trabajó como pudo, tu marido trabaja... y tú... a los ojos de la sociedad te aburguesas y vives de puta madre manejando el cotarro ajeno, sin pegar chapa y dedicando la vida a dejarse transcurrir, cultivar el alma y realizar actividades presuntamente solidarias.

Presuntamente.

Pero ¿no eran los burgueses aquella clase social surgida en periodos cercanos al gótico que basaban su riqueza en el sudor de su frente? Mekawen todo, entonces, ¿cual es la diferencia entre un currito de a pie y un burgués? Yo diría que el hecho de que los segundos sean autónomos... No me sale ninguna otra explicación, al margen de los afanes arribistas de algunos burgueses y sus alianzas matrimoniales con nobles venidos a menos para tener títulos presuntos que no se pueden conseguir mediante la sangre.

Chorradas. Hoy en día, quien más y quien menos es un burgués venido a menos con la tan manida crisis que nos acecha.

No es que no vea el asunto del "trabajar en la casa", que no es lo mismo que "trabajar en casa", es que lo de ser "maruja" es algo tan habitual que negar que es un trabajo es negar que el sol brilla de día y se oculta por la noche. Todas las mujeres de este mundo y algunos paisanos lo hacen, y a la par desempeñan otro trabajo fuera de casa.

No es que denoste el trabajo domestico pero no hago más que acordarme de aquel capítulo donde la chica Gilmore pequeña se viste de mujercita americana ideal de los maravillosos años de la comedia ligera y los automatismos domésticos... No me veo yo, vamos, que "no me llena".

¿Y lo de las causas benéficas?

Me hace dudar: mucho. Más que nada porque no hay una causa benéfica que me cause la confianza suficiente como para dar mi vida por ella. No las veo más que como gente con ganas de hacer cosas de la que se aprovechan otros con ganas de no hacer cosas pero sí de llevarse méritos.

¿Qué es entonces? ¿Una cuestión de méritos? ¿De pasta?

Que no, que no es por nada de eso, es simplemente encontrar algo que te haga no sentirte como un parásito que por mucho que presentes vida cooperativa, con lo de ser bacteria estomacal no me alcanza.

Pues entonces es cosa de encontrar sentido a la vida.

¿Dónde estará? Tantos años la humanidad entera buscándolo y parece que nadie lo ha encontrado, ¿cómo voy a encontrarlo yo que parezco no ser más que un pequeñoburgués venido a menos?

Si pudiera transmitirle al psiquiatra el sentimiento de inutilidad que me embarga cada vez que en una reunión de amigos o similares sale el tema del curro, a lo mejor lograba entenderlo.

Mientras tanto, seguirán retorciéndoseme las tripas cada vez que oiga eso de "es que no quiere trabajar", o "¿por qué no te apuntas a un curso de geriatría? En eso sí que hay futuro...". No te jode, y en lo de enterrador...

Ante lo primero no queda otra más que pensar que una cosa es "trabajar" y otra cosa es que hay trabajos con los que se gana dinero -y dignidad- no aceptándolos.

Ante la segunda, lo primero es que estoy de cursos del paro hasta los cojones porque no valen nada más que para beneficio de la academia y personal que los organizan. Y lo segundo: ¿cómo voy a ir a cuidar a otras personas cuando tengo en casa a quien necesita los mismos cuidados?

Mekawen el sentido de la vida.

Y las visitas al loquero.

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3 Comments:

Blogger Helen said...

madre mía!!1, lo que ha salido por esa boquita, ejjejejej, ante todo, estoy completamente de acuerdo en todo lo que dices, los cursos del paro no sirven para nada, la gente es muy insensible respecto al tema, ..............etc....

Y segundo si te sirve de algo, sal de casa, que te de un poquito el aire, y tómate una cerveza.......no es bueno que le des tanto a la cabeza.......

Tranquila!!!!!!!!!

Si necesitas hablar, ya tienes mi mail

9 de septiembre de 2010, 12:56  
Anonymous gemma said...

Unas recomendaciones: "En defensa de los ociosos", de Robert Louis Stevenson; "Elogio de la ociosidad", de Bertrand Russell; "Walden", de Henry David Thoureau.

Yo, si pudiera y tuviese valor para ello, no trabajaría. Y no me importa lo que digan los espíritus transidos de calvinismo.

15 de septiembre de 2010, 20:58  
Blogger Paqui said...

Trabajar es necesario, no solo para ganar dinero, sino por la satisfacción personal de sentirte útil e independiente, pero no vale cualquier trabajo ni cualquier jilicurso del FPO, pero para la gente que a veces nos rodea no lo puede entender, bueno si tu marido trabaja, si realmente....
Vale y que!.
Yo he pasado más o menos por ahí, cada situación es distinta,ahora hago una sustitución de una chica que está embarazada, se que serán cuatro meses como mucho. Es un trabajo que me gusta mucho, luego la vida dará.
Al menos acabé casi con el loquero.
He revalorizado mi curriculum. Nuevos contactos, aunque supongo que en primavera volveré a estar en casa inflandome de leer y tejer.....
Bueno hay que tener esperanza, o como me dice mi loque que me lo tomo con mucha deportividad, a ver que remedio, no te fastidia.
Bueno cambiando de tercio, pedazo de chales tejes.
Saludos.

25 de septiembre de 2010, 10:47  

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