martes, 5 de febrero de 2008

¿Propaganda de posguerra?

Hay cosas curiosas en esta vida. Una de las que más me llaman la atención es la adaptación del mundo a los sucesos de su discurrir y cómo quedan las huellas impresas de sus actos. Una de esas huellas impresas es la obra de Shosaburo Watanabe, del que apenas he encontrado datos pero sí críticas.

Se dice de él que tras la Primera Guerra Mundial se dedicó a la producción de ilustraciones basadas en el ukiyo-e puro pero adaptándolo a los gustos de un mercado occidental al que su mundo tradicional se abría en esos momentos que daría como resultado una corriente nueva denominada Shin Hanga y que culminaría con la reproducción a gran escala de lo que anteriormente era una difusión de menor tirada. La misma situación acontecida con la aparición del grabado en occidente, o lo que es lo mismo: la famosa democratización del arte.

¿Un traidor a un arte primigenio o simplemente un hombre con visión de mercado?

La perversión del arte, su acercamiento a unos ojos extraños, no es un hecho aislado pero cabría preguntarse por qué se tilda de perversión a lo que simplemente se podría tratar como una evolución hacia un camino diferente y un acercamiento a un público mayoritario. Si el clasicismo pleno pudo derivar hacia el cubismo, si las obras pictóricas religiosas dieron paso a los retratos burgueses realizados en los mismos términos o inclusos dentro de las mismas estampas religiosas en la forma de los donantes, si los óleos pasaron a las estampas, ¿por qué no se podría llevar el grabado tradicional a un motivo diferente, adaptando los motivos a técnicas nuevas y enfocándolas a un público mayor?

Desde mi punto de vista, no es una traición a la tradición, si no un guiño a la evolución en cuyo fondo se entreven las raíces de un arte antiguo que nunca caducará: lo que se calificaría en términos de diseño como un Buen Diseño, en mayúsculas.


En la imagen: Kami wo sukuro onna / mujer peinándose. 1920. Shosaburo Watanabe.

Hay que ver a qué conclusiones se llegan tras adquirir un libro de segunda mano: te gusta el autor, compras una recopilación de cuentos del mismo puño y la ilustración de su portada te genera dudas sobre la evolución del mundo reflejada en un simple y mero dibujo.

Cosas que pasan.

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5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Por casualidad he pasado por mi antiguo blog y he visto un coment tuyo... y mira lo que me encuentro, un tema japo y esa bonita ilustración de una mujer peinándose.

Creo que si pinchas en mi nick actual, cool hunter, aparecerás en el blog de Elle. Su web a veces no funciona mucho, así que lo de los enlaces no me extraña-

5 de febrero de 2008, 22:19  
Blogger Lolita Blahnik said...

Totalmente de acuerdo contigo, arte para todos y libertad para que los artistas permitan la evolucion de las tecnicas tradicionales.
Me encantaron esas ilustraciones :)

6 de febrero de 2008, 0:28  
Anonymous Anónimo said...

Ceñirse a normas cuando se pinta es como muy mecanico.
Cuanto sabes hiro :D, uno no para de aprender cuando entra aqui.
Saludos.

6 de febrero de 2008, 14:37  
Blogger Hiroshige said...

Cool Hunter, ya te ficho desde este comentario ;-)

Lolita, yo estoy totalmente a favor de que tanto el arte como cualquier otra forma de cultura, debería ser accesible a todo el mundo. Aunque no todo el mundo piensa lo mismo... Esa ilustración me tiene emocionada con un lienzo. A ver que sale :-D

Jack, puedes ceñirte a las normas e insuflarle vida nueva a lo que hagas, el problema está en el momento en que se transforma lo que haces en una mera copia. Hombre, saber, saber... no demasiado pero los años de carrera dan para pensar alguna cosilla ;-)

6 de febrero de 2008, 16:01  
Anonymous Anónimo said...

El arte no tiene normas. Al menos es mi punto de vista. Sin embargo, lo más importante es que te transmita algo ya sea de un estilo o de otro.

6 de febrero de 2008, 22:14  

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