Seriedad total y absoluta
Desde el 20 de junio al 8 de julio, por fin terminó todo y tras la espera para no escribir las cosas bajo los efectos del cabreo, ha llegado el momento.
Lo mejor que hicieron algunos de mis amigos licenciados fue ir a opositar a casa dios, porque -salvando pequeñas excepciones como las de la velocidad de la calesa- casa de putas como la que es esta comunidad autónoma, es imposible que la haya en ninguna otra parte. Bueno, quizás sí pero no conozco el caso o al menos no lo sufro directamente.
La cuestión es que si uno estudia una carrera y salen unas oposiciones específicas para lo que ha estudiado, es lógico que se lance de cabeza con muchas esperanzas puestas. Unas veces la gente se pasa años estudiando. Dedicando cada minuto de su vida a unos exámenes que le pueden solucionar la vida, o jodérsela del todo si llegan a esos exámenes y se encuentran con que no tienen ni pies ni cabeza, ni atienden a lo que es el examen ni para lo que es el examen.
Por suerte este no fue mi caso, ya que sólo malgasté -con bastante ilusión- un par de meses. La suerte, o más bien la desgracia, fue el haber dado diana en el primer examen. Uno se hace ilusiones y luego claro, si es un estrellado, la hostia siempre llega. O más bien si vive en un país de traca como es este. Desarrollados se los llaman, a los países digo, aunque sospecho que el grado de desarrollo se mide en base al grado de corrupción de su sistema gubernamental y burocrático. O de inutilidad de los mismos. Aunque normalmente ambas situaciones aparecen entremezcladas y, en el fondo, lo mismo te puede hundir un corrupto que un inútil.
Con el siguiente examen la cosa decayó hasta extremos insospechados y el intentar reclamar lo que era algo presuntamente legal, dio como resultado el hecho de que la ley parecía ser real y no algo muy bonito escrito en montones de papel. Da igual: la ley es una cosa y la máquina burocrática otra totalmente diferente llena de tuercas engrasadas unas, llenas de óxido otras. Las más.
El día de lectura del último examen se me requirio para levantar acta de mi queja. Salgo, espero fuera y veo a un miembro del tribunal salir de espaldas cachondeándose de la nota que me había puesto: "poco objetiva", decía en tonillo sarcástico. No lo pongo en dudas que lo fuera, pero para ser un miembro de un tribunal que juzga a alguien para un empleo y que -supuestamente- pasó previamente por un proceso similar, debería de ser un poco menos "poco profesional" y tener en cuenta que juzga a gente, no realiza un capítulo de una teleserie española cómica y mala de cojones. Ni se inmutó de mi mirada desde el pasillo. ¿Para qué si tiene un curro asegurado?
El levantamiento de acta fue una sucesión de sucesos sucedidos sucesivamente -llamémoslo historia del suceso de "tu programación no vale, te lo decimos, pedimos consulta, te quejas, recibimos nota de que si vale, recibimos fax de tu queja"- con un "si quieres papel para apuntar las cosas para seguir reclamando..." de por medio. Ante el "tienes algo que decir" no tuvo lugar más que el motivo por el cual había mandado el fax: cualquier cosa en la administración se enquista si no se soluciona inmediatamente y si tenía razón y llevaba las leyes conmigo, era absurdo pedir consulta a una entidad superior cuando la solución es tan sencilla como leer un papel y las cosas se me siguieron negando a la cara. Al margen de ello, si un tribunal está única y exclusivamente para juzgar a un cuerpo de profesores, qué menos que leerse la convocatoria e intentar comprender lo que tienen entre manos. Dicho tribunal juzga a un cuerpo y en teoría es miembro del mismo cuerpo, motivo por el cual deberían de saber cuáles son las competencias de dicho cuerpo.
Esto no sentó muy bien y se me dijo que si tenían de ser abogados... ¡¿¡¿¿Y quien se presenta a unas oposiciones tiene que serlo?!!!? No, sólo hay que tener dos dedos de frente y saber leer. Si se ha sacado una plaza de funcionario, qué menos que saber leer, ¿no?
Pues no. Y el tono fue subiendo, a la par que mi nota bajando, supongo. (Sí, acabo de saberlo: un 4'8, menos mal que clavé la parte que más valía de todos los exámenes).
¿Más burradas de estos exámenes?
Que esta gente tenga un puto puesto de trabajo fijo y se les haga juzgar a otras personas para puestos similares, manda cojones. Aunque peor aun es el hecho de su profesionalidad al comentar en modo coña las notas que les ponen a la gente, hacer comentarios personales cuando alguien está en pleno examen a modo de distendida charla de cafetería y en referencia a algo que no surgió espontáneamente, o al tomarse de muy malas maneras el hecho de que alguien reclame sus derechos legales.
No sé si es cosa mía, que me encuentro a todo lo peor del mundo en mi camino, o, como dice el chiste: es el mundo el que huele a mierda.
De todos modos, no voy a decir que este muy quemada con la puta mierda de sistema implantado en este podre prostíbulo llamado Asturias y su administración regional -o local, que para el caso, todo municipio es Coslada- porque es la nota más alta que saqué en unas oposiciones y sin tocar libros demasiado.
Y luego dice el otro que van a primar las carreras que más aprobados tengan... en fin. Otro: ejemplo representativo de dónde estamos y hacia dónde vamos.
Volveré a la caverna, o mejor a los EE.UU. donde si alguien te toca los cojones, le pegas cuatro tiros y se acabaron los problemas.
Que tengáis buen día, caciques.
Lo mejor que hicieron algunos de mis amigos licenciados fue ir a opositar a casa dios, porque -salvando pequeñas excepciones como las de la velocidad de la calesa- casa de putas como la que es esta comunidad autónoma, es imposible que la haya en ninguna otra parte. Bueno, quizás sí pero no conozco el caso o al menos no lo sufro directamente.
La cuestión es que si uno estudia una carrera y salen unas oposiciones específicas para lo que ha estudiado, es lógico que se lance de cabeza con muchas esperanzas puestas. Unas veces la gente se pasa años estudiando. Dedicando cada minuto de su vida a unos exámenes que le pueden solucionar la vida, o jodérsela del todo si llegan a esos exámenes y se encuentran con que no tienen ni pies ni cabeza, ni atienden a lo que es el examen ni para lo que es el examen.
Por suerte este no fue mi caso, ya que sólo malgasté -con bastante ilusión- un par de meses. La suerte, o más bien la desgracia, fue el haber dado diana en el primer examen. Uno se hace ilusiones y luego claro, si es un estrellado, la hostia siempre llega. O más bien si vive en un país de traca como es este. Desarrollados se los llaman, a los países digo, aunque sospecho que el grado de desarrollo se mide en base al grado de corrupción de su sistema gubernamental y burocrático. O de inutilidad de los mismos. Aunque normalmente ambas situaciones aparecen entremezcladas y, en el fondo, lo mismo te puede hundir un corrupto que un inútil.
Con el siguiente examen la cosa decayó hasta extremos insospechados y el intentar reclamar lo que era algo presuntamente legal, dio como resultado el hecho de que la ley parecía ser real y no algo muy bonito escrito en montones de papel. Da igual: la ley es una cosa y la máquina burocrática otra totalmente diferente llena de tuercas engrasadas unas, llenas de óxido otras. Las más.
El día de lectura del último examen se me requirio para levantar acta de mi queja. Salgo, espero fuera y veo a un miembro del tribunal salir de espaldas cachondeándose de la nota que me había puesto: "poco objetiva", decía en tonillo sarcástico. No lo pongo en dudas que lo fuera, pero para ser un miembro de un tribunal que juzga a alguien para un empleo y que -supuestamente- pasó previamente por un proceso similar, debería de ser un poco menos "poco profesional" y tener en cuenta que juzga a gente, no realiza un capítulo de una teleserie española cómica y mala de cojones. Ni se inmutó de mi mirada desde el pasillo. ¿Para qué si tiene un curro asegurado?
El levantamiento de acta fue una sucesión de sucesos sucedidos sucesivamente -llamémoslo historia del suceso de "tu programación no vale, te lo decimos, pedimos consulta, te quejas, recibimos nota de que si vale, recibimos fax de tu queja"- con un "si quieres papel para apuntar las cosas para seguir reclamando..." de por medio. Ante el "tienes algo que decir" no tuvo lugar más que el motivo por el cual había mandado el fax: cualquier cosa en la administración se enquista si no se soluciona inmediatamente y si tenía razón y llevaba las leyes conmigo, era absurdo pedir consulta a una entidad superior cuando la solución es tan sencilla como leer un papel y las cosas se me siguieron negando a la cara. Al margen de ello, si un tribunal está única y exclusivamente para juzgar a un cuerpo de profesores, qué menos que leerse la convocatoria e intentar comprender lo que tienen entre manos. Dicho tribunal juzga a un cuerpo y en teoría es miembro del mismo cuerpo, motivo por el cual deberían de saber cuáles son las competencias de dicho cuerpo.
Esto no sentó muy bien y se me dijo que si tenían de ser abogados... ¡¿¡¿¿Y quien se presenta a unas oposiciones tiene que serlo?!!!? No, sólo hay que tener dos dedos de frente y saber leer. Si se ha sacado una plaza de funcionario, qué menos que saber leer, ¿no?
Pues no. Y el tono fue subiendo, a la par que mi nota bajando, supongo. (Sí, acabo de saberlo: un 4'8, menos mal que clavé la parte que más valía de todos los exámenes).
¿Más burradas de estos exámenes?
- Decir que tu programación tiene 16 temas y el máximo son 15 cuando la convocatoria decía que el mínimo eran quince. Lo cual me hace preguntarme que si yo fui la última de la lista, ¿el resto presentó programaciones de menos de 15 temas y no paso nada? ¿Nadie se quejó? ¿Este tribunal no se leyó la convocatoria? Encima se tomaban a cachondeo el hecho de que yo la hubiera leído y luego me lo pasaron por la cara -"Esto aparece en la convocatoria de las oposiciones, ¿lo has leído no?", palabras textuales- cuando aclaré mi punto de vista sobre el examen práctico, más abajo referido.
- Que te salga un miembro del tribunal antes de proceder con la defensa para decirte que te orientes más hacia el otro cuerpo que si no, no te podrían juzgar... Está claro que juzgar, juzgaron. Sin duda.
- Que te pida disculpas una presidenta del tribunal después de joderte la defensa cuando por fin les dijeron que sí que servía lo que presentaste, pero que lo iban a puntuar en base al resumen de tu defensa que entregaste... Será verdad.
- Hacer un examen práctico maratónico donde se piden comentarios desde el punto de vista de la conservación y restauración, teniendo en cuenta que estas oposiciones eran para historia del arte. Las de conservación eran en la clase de al lado. ¿Qué le preguntarían a estos? ¿Qué es un monociclo?
Que esta gente tenga un puto puesto de trabajo fijo y se les haga juzgar a otras personas para puestos similares, manda cojones. Aunque peor aun es el hecho de su profesionalidad al comentar en modo coña las notas que les ponen a la gente, hacer comentarios personales cuando alguien está en pleno examen a modo de distendida charla de cafetería y en referencia a algo que no surgió espontáneamente, o al tomarse de muy malas maneras el hecho de que alguien reclame sus derechos legales.
No sé si es cosa mía, que me encuentro a todo lo peor del mundo en mi camino, o, como dice el chiste: es el mundo el que huele a mierda.
De todos modos, no voy a decir que este muy quemada con la puta mierda de sistema implantado en este podre prostíbulo llamado Asturias y su administración regional -o local, que para el caso, todo municipio es Coslada- porque es la nota más alta que saqué en unas oposiciones y sin tocar libros demasiado.
Y luego dice el otro que van a primar las carreras que más aprobados tengan... en fin. Otro: ejemplo representativo de dónde estamos y hacia dónde vamos.
Volveré a la caverna, o mejor a los EE.UU. donde si alguien te toca los cojones, le pegas cuatro tiros y se acabaron los problemas.
Que tengáis buen día, caciques.
Etiquetas: asturias, crónica social, empleo, libertad, salud pública, trabajo
9 Comments:
Hay cosas que es mejor no pensar... Espero que se te vaya pasando el cabreo.
Ya te digo. La verdad es que lo veía venir, así que ya lo tenía medio asimilado.
Yo he estado (y tendré que estar) en tribunales de oposiciones y proyectos fin de carrera, y también estuve en el otro lado de la mesa más de una vez.
Hay cosas más o menos difíciles, ambiguas, lo que se quiera.
Pero lo que me parece absolutamente inaceptable es cualquier veleidad, bromita, trato inadecuado. Para eso no veo excusa. Estando delante de los candidatos hay que tener cuidado hasta para reírse, aunque sea de algo ajeno a la oposición.
A mí me han armado algunas o tratado regular en alguna que otra, pero siempre por cuestiones de procedimiento o de más o menos amabilidad (y no muchas veces). Lo que, por suerte, no me he encontrado, es la falta de profesionalidad inaceptable que describes.
En todas partes hay gilipollas.
Pues sí.
En fin, sólo queda mirar hacia delante. Yo también se lo que es estar en una comunidad autónoma de m....
Describes perfectamente como funciona el sistema administrativo asturiano, gente preparada y luchadora por sus ideas y estudios se la cargan porque tienen miedo de que lleguen al mismo status al que han llegado ellos. Como decía un muy buen profesor que tuve, el sistema educativo reproduce el sistema de clases sociales, y no le interesa que le gente estudie y sea funcionario o similares, porque se gasta más ( no quiero pensar pero pienso en los sueldos de los más altos cargos). Interesa ser camarero, peón, ayudante de cocina, etc... Así se controla a todo el pueblo en manos de muy pocos. Desde hace años que paso por todos estos procesos selectivos, lo único que queda es luchar y seguir peleando para conseguir un empleo digno, porque todo lo demás es basura. Ánimo y piensa que mejor estar preparado/a que conseguir un trabajo sin méritos personales ni profesionales, ellos/as no serán tan felices. Un abrazo
Pues vaya... En esos momentos es cuando me encantaría lanzarme contra su hígado...
Nada mi niña, como decía mi aguelita Camila, no hay nada que no se arregle desde un tejado con un subfusil de asalto. Un abrazo :)
Alex, es mirar para adelante o que te salga una úlcera en el estómago, claramente...
Iván, para mi que sí, que la mitad siguen siendo los caciques del año la polca y así lo demuestran.
Velice, sí, pero es lo que hay...
Pilar, tu güela era muy sabia ;-)
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