¡Por fin!
Básicamente el apaño fue convertir una mesita de Ikea que cacé en oferta pero cuyo color no me gustaba, en algo que me gustase más.
Lo primero fue una mano de pintura negra, es de Titán y se disuelve en agua. Necesita un par de manos y sería bueno darle una capita de barniz para que protegiese un poco.
Luego hay que forrarla con un papel de pegar que nos guste -se me fue la mano con las florituras, lo reconozco, pero de todos los que vi, fue el que más me gustó. Mejor forrarla sin colocar la balda, por cierto.
Lo siguiente es buscar un pomo que nos guste y por último, se le pegan cuatro brochazos al modo Bauernmalerei donde queramos, en este caso en la puerta. Es más una aplicación de un lienzo porque tenía por ahí una libreta de lienzos que me trajeron y tenía que probarla. Podía haber quedado mejor, bien cierto...
El detalle de la puerta es un marco típico que encontré por la red y el interior es el adorno de las puertas del coche del día del sarao...
Y el efecto envejecido es sencillo: con la pintura aún húmeda y ayuda de un trapo mojado, se pasa por las esquinas y sale el color original. También se puede usar craquelador pero da más trabajo.
La cesta de arriba es accesorio a parte. Un cajón venía bien pero se puede solucionar así.
La sierra de calar la tengo estropeada, así que de modificaciones estructurales mejor prescindir.