Hace tiempo que se me pasó por la cabeza el echarle un ojo al asunto este que tantas ampollas levantó de la que se impulsó y que ahora parece haber caído en el olvido.
El texto en cuestión se llama
Proyecto de Ley 121/000099 por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la Dictadura y se puede encontrar en
pdf aquí y un breve desglose y antecedentes
aquí.
Resulta curioso que tantos años después se actualicen leyes del pasado que en su momento de poco sirvieron. Es más diría que fue un simple y mero pasarle por el morro a la oposición el haber triunfado en unas elecciones, pero como todo lo que aquí se escribe, es sólo una opinión personal y cada cual tiene la suya.
Pienso que a estas alturas del asunto, determinadas cosas deberían ya de darse por zanjadas y dejarse de zarandajas del tipo de reconocimiento de nacionalidad española para aquellos extranjeros que formaron parte de la lucha, curiosamente sólo se alude a las
Brigadas Internacionales que lucharon en un bando determinado, mientras que si el enunciado se aplicase de manera lógica, media Alemania y media Italia sería española...
Pero no es este el tema que interesa, al menos a mi punto de vista, ni tampoco el de las indemnizaciones a pagar a los condenados, presos o no, a los represaliados, ni a la marcación geográfica de fosas comunes por todo el territorio porque me parecen absolutamente fuera de lugar.
Muchas de las personas a quienes esas compensaciones económicas estarían enfocadas pueden estar ya muertas y si se ofreciesen a sus familiares no dejarían de ser un mero meter el dedo en la llaga tantos años después, de igual manera que la señalización de agujeros de la muerte no dejaría de seguir azuzando los ánimos de todos aquellos que tuvieran algún pariente o amigo asesinado, -porque en el fondo lo que se cometió fueron asesinatos-.
Es curioso pero no he oído hablar nunca de muertes del bando nacional, aunque estoy segura que también las hubo en grandes cantidades y con posibilidad de fosas comunes -no olvidemos que hubo un tiempo donde el territorio se repartía en dos sectores y las salvajadas sucedieron en ambas partes, no sólo en una-.
No defiendo ningún bando. Mi edad me impulsa a tener una mirada crítica ajena a lo sucedido. No lo viví, no puedo defender a unos ni culpar a otros, simplemente puedo pensar que todos eran humanos y el humano es el peor animal que existe porque mata por el placer de hacerlo.
Lo que me intriga más es el Artículo 17:
Artículo 17. Símbolos y monumentos públicosLos órganos que tengan atribuida la titularidad o conservación de los monumentos, edificios y lugares de titularidad estatal, tomarán las medidas oportunas para la retirada de los escudos, insignias, placas y otras menciones conmemorativas de la Guerra Civil, existentes en los mismos, cuando exalten a uno sólo de los bandos enfrentados en ella o se identifiquen con el régimen instaurado en España a su término.
Lo previsto en el párrafo anterior no será de aplicación cuando concurran razones artísticas, arquitectónicas y otras de interés general que lo hagan improcedente. En estos casos, podrá considerarse, de cuerdo con las circunstancias, la forma de dar testimonio de homenaje y recuerdo a todas las víctimas de la Guerra Civil.Básicamente, lo que yo entiendo es que se procederá a la destrucción, mutilación y desaparición de lo que es la historia más reciente, evitando el observar que todo olvido de la historia provoca una repetición de los errores cometidos en el pasado.
Hace tiempo, aquí al lado se descuartizó -literalmente- una fachada de una casa del pueblo porque en su decoración se incluían símbolos del régimen. Ahora hay varios pegotes de cemento no sólo donde estaba el símbolo si no también donde colocaban varias figuras que en nada aludían al fascismo a la española que se prodigó en este territorio.
Así, de aplicarse ésto, multitud de edificios presentarían cicatrices al ser retiradas placas y reseñas y no se sabría de ellos en años venideros más que lo que la memoria colectiva -de algunos- pudiera recordar.
Claro que nada tienen de artístico las barriadas erigidas bajo la batuta de un gobierno dictatorial, aunque a ver quien es el político que le dice al paisano que pagó con el sudor de su frente aquel pisín, que en pos de la Memoria Histórica, los tocotes se van a derruir y el paisano se va a quedar en la calle.
Se procede al bautizo de calles y plazas eliminando los nombres relativos a los héroes nacionales sin tener en cuenta que en la mayoría de los casos, dichos lugares pasaron a formar parte del saber popular con nombres que nada tenían que ver con los reales, generalmente satíricos, y que la gente seguirá utilizando por mucho que se intente actualizarlos.
Y esto:
[...]tomarán las medidas oportunas para la retirada de los escudos, insignias, placas y otras menciones conmemorativas de la Guerra Civil, existentes en los mismos, cuando exalten a uno sólo de los bandos enfrentados en ella o se identifiquen con el régimen instaurado en España a su término.[...]Leamos bien: "o se identifiquen con el régimen instaurando..." Es curioso pero el régimen instaurado tras la guerra no dejó de ser la exaltación de uno de los dos bandos, con lo cual la redundancia sobra, y por el momento no hay demasiada constancia de la retirada de los símbolos de enaltecimiento del bando republicano. Es más, con películas como la famosa 13 rosas, no se hace más que ir en contra de este párrafo del artículo 17. Es correcto pensar que no es un producto factible de aquella época, pero no deja de ser el seguir jodiendo la marrana, como se diría vulgarmente, y ser más papistas que el papa, y pa progre yo, que saco un tema tan chulo que todo el mundo hablará de lo cabrones que eran en aquella época, y nadie hablará mal, porque acabará siendo igual de cabrón que ellos. Pues no. Las cosas no son así, hipócrita.En el siguiente párrafo:Lo previsto en el párrafo anterior no será de aplicación cuando concurran razones artísticas, arquitectónicas y otras de interés general que lo hagan improcedente. En estos casos, podrá considerarse, de cuerdo con las circunstancias, la forma de dar testimonio de homenaje y recuerdo a todas las víctimas de la Guerra Civil.Está bien tener cuidado con lo que se dice porque, si no incurrieran en razones de interés general, volveríamos al tema de las viviendas: la mitad a tomar pol saco -con lo caro que están los terrenos céntricos que ocupan hoy en día, es raro que no se haya metido piqueta ya en ellas-. También estarían muchas carreteras, puentes, embalses y similares, que con el beneplácito del gobierno pasan a engrosar las listas de esas cositas hechas gracias a la redención de penas por el trabajo reflejadas en un bonito censo partido a la mitad en un supuesto archivo de la memoria histórica que como dicha memoria se encontraría separado en dos bandos.
Pura hipocresía, puras palabrerías vacías que quedan muy bien cuando se va de progresistas por la vida y no se es más que la representación social de la putrefacción llegada a sus extremos.
Y el tema que nos importa realmente: la
Universidad Laboral de Gijón.
Esto no es un símbolo franquista, sino que es "el símbolo". Un edificio en práctico desuso que es la vívida exaltación del régimen, aunque claro, con cierto carácter artístico que hace que su destrucción sea una locura, aunque por lo visto, no lo fue su castración y múltiples símbolos fueron eliminados. Señores, el yugo y las flechas era un símbolo de los Reyes Católicos, aunque claro, la historia es una materia tan manida que siempre baila al ritmo de quien toque, y aunque fuera en el momento de su erección una construcción enfocada al gobierno del momento, la eliminación de estos símbolos no dejó de ser más que una repetición de los hechos: la exaltación del gobierno actual.
No sólo el edificio fue conservado, rehabilitado y reutilizado, si no que ahora va a terminar siendo la hostia en verso: una
ciudad de la cultura con
hotel de lujo -supongo que el eslogan de su promoción será algo del tipo de "estancias a cuerpo de caudillo"-.
Aunque una vez más, este gobierno nuestro de pleno siglo XXI nos demuestra que mucho hablar de cultura, pero más que joderla no hacen.
Una cosa es enmendar y otra muy diferente es olvidar. Y esto es un tremendo error que se puede pagar muy caro.
Se lee en
1984 que el
Ministerio de la Verdad se ocupaba de ir subsanando los errores históricos, es decir cambiando la historia hasta tal punto que cualquier suceso -histórico o pretendidamente histórico inventado-, respaldado por dicho ministerio era válido y podía ser diferente en cualquier momento siempre que el gobierno la indicara.
Vamos camino de ello y esta ley no deja de ser una de las muchas estupideces derivadas de este momento histórico nuestro.
No defiendo ninguno de los dos bandos porque no tengo motivos que me impulsen a ello, sólo defiendo unas ideas que ni son fascistas, ni son republicanas porque actualmente ambos conceptos no tendrían ningún sentido, aunque siempre nos quedarán las
ovejas que llaman a coro
facha a cualquiera que no comulgue con las ideas del
partido. Y de esos, los hay en todos los lados y en todas las épocas.
Usemos un poco más la cabeza y dejemos de quedar bien públicamente, que a la larga "no queda bonito".